Los estragos de la pandemia han cercenado la vida y la esperanza de un mundo que se destroza bajo los pasos inciertos de la humanidad; múltiples actividades sociales, entre ellas las religiosas, han sufrido, y en México la veneración a la Virgen de Guadalupe ha visto un descenso en las formas de veneración.
La celebración guadalupana en México no puede ser advertida como una cuestión menor dentro del credo católico, en los hechos más allá de los ritos religiosos es una cultura, cuya fuerza social no está en duda y que en el mes de diciembre cobra vida manteniendo múltiples prácticas regionales que se han preservado desde la Colonia.
En medio de la pandemia, las iglesias estarán cerradas para tratar de contener los contagios, que han ido en ascenso y que prevén un escenario difícil para 2021, debido a que las vacunas han creado una incertidumbre de tal magnitud que la mayor parte de las personas que las podrán adquirir (las que tengan costo) no están dispuestas a probarla hasta no ver el comportamiento de salud de aquellos que se atrevan a su suministro.
Por ende, la celebración guadalupana ha aletargado el ánimo social, las grandes peregrinaciones que año con año podíamos admirar se han visto mermadas, e inclusive impugnadas con violencia por sectores sociales que temen que los contagios de covid-19 puedan aumentar, consideración lógica pero que no debería generar violencia.
La restricción sanitaria del Estado ya ha contemplado el cierre de las iglesias, creando pesar y dolor en un día que es sagrado para la mayor parte de los mexicanos; sin duda, un fenómeno sociológico que ha incrementado diferentes signos de veneración y ha trascendido a nivel internacional, dejando una huella del sincretismo entre las manifestaciones religiosas del pasado indígena y el advenimiento del catolicismo por dominio y conquista en estos territorios.
Sin duda, el fervor no habrá de disminuir sobre la veneración a la Virgen de Guadalupe, máxime en estos tiempos oscuros donde la desolación y la muerte ante la impotencia de la ciencia ha generado un acercamiento espiritual como nunca antes lo habíamos apreciado.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
