El PRI de Hidalgo debe cambiar, es algo que resulta lógico después de la paliza que se llevó en las elecciones del 5 de junio pasado, en que quedó claro que los ciudadanos no aceptan ni quieren más en el poder a los de siempre, que un sexenio y otro se apoderaban de los principales cargos para beneficio propio, de familiares y recomendados.
Y a lo mejor los jefes tricolores no se dieron cuenta de que había un sentimiento de rechazo, y casi rencor, por la forma en que los hijos de los poderosos de este partido lucían sus bienes, que todos sabían cómo se habían adquirido y que casi, por regla general, resultaban exitosos empresarios.
Todo indica que la paliza que se llevaron los tricolores se debió, entre otros factores, a la incorporación a la ahora excandidata de gente ya muy conocida, que por años disfrutaron de poder y dinero, con lo que se entendió que de ganar nada cambiaría y que otra vez estarían en los buenos puestos, si no los de siempre, sí sus hijos o recomendados.
Es decir, no cambiaría nada.
El rechazo a la propuesta priista fue terrible, un golpe que para superarlo exige ver las cosas como son y aceptarlas, para tomar medidas que permitan la recuperación de un partido que está en una fuerte crisis.
No hay duda de que los de siempre no son del agrado de los ciudadanos y que lo que se exige es que haya cambios verdaderos en que se muestre la decisión del partido para mostrar con hechos que se apuesta por gente nueva, en que se da oportunidad a los jóvenes para la lucha electoral.
Porque en el partido del bulevar Colosio hay gente que aparte de ser preparados aman al PRI, pero no tienen ninguna oportunidad si los que deciden apartan los cargos para sus hijos o sus favoritos, sin más méritos que ser familiares o fieles peones al servicio del que manda.
Julio Valera es un político comprometido con los jóvenes y en este momento tiene la oportunidad de impulsar a caras nuevas con opciones verdaderas porque esos jóvenes se pueden presentar como 100% PREPARADOS Y 100% HONESTOS.
Y lo que se dice de los jóvenes, se debe decir de los priistas que se pasan la vida de chalanes, trabajando y recorriendo el estado, los municipios y las comunidades para que luego coseche alguien recomendado, que no sabe de caminos difíciles, de lluvia y de todo lo que sufren los nacidos para trabajar pero no para cosechar, que eso les toca a los hijos de los priistas poderosos o bien a sus recomendados nacidos para cosechar.
Solo entonces el PRI estará en el camino de regreso a lo que fue, cuando sea justo con sus jóvenes y con la militancia que sí trabaja, no con los beneficiados por ser parientes o incondicionales de los que mandan.
En la elección la voz ciudadana fue muy clara al mostrarse en contra de los de siempre.
Urgen cambios, pero de fondo, si es que buscan regresar a los buenos tiempos.