Mucho se ha hablado de las carencias y deficiencias en los candidatos priistas de este 2018 que orillaron a la reconfiguración del plano político estatal, pero falta poner en justa perspectiva el triunfo de Adela Pérez en el distrito de San Felipe Orizatlán.
Hace apenas unas semanas René Juárez Cisneros vino a la entidad a pedirle disculpas a la militancia priista por la falta de justicia al interior del tricolor, sus palabras fueron proféticas pues la derrota que sufrieron se debió en gran medida a la falta de perfiles capaces de competir y ofrecer propuestas, salvo una excepción.
A la pregunta de la carrera que precede a Adela Pérez siguen elogios a su carácter perseverante y su compromiso social con la huasteca, destacando por ser de los cuadros que aprendió bien el trabajo de tierra y de humildad para pedir el voto tanto como para cumplir los compromisos que generaba a su paso.
Caracterizada por su tenacidad para buscar espacios bien ganados y no por relleno, sobresalió por su capacidad para llegar con la gente y ayudarla, constante en su trabajo político que puede presumir por la falta de simulación y prepotencia.
En el 2015 fue elegida como suplente en la fórmula priista por la diputación federal pero fue la propia titular de la candidatura quien se sintió amenazada con su presencia e hizo evidente su inseguridad al pedir fuera removida de dicha encomienda, pues Adela Pérez lograba acaparar la atención de la región por ser bien conocida por su trabajo de décadas enteras.
Entre los errores del PRI figura no haberle permitido ser abanderada antes y colocarla en la coalición del PES, PANAL y PVEM, siendo Encuentro Social quien le abrió paso, pues las grillas al interior del tricolor cerraron la participación de la hoy consolidada como el perfil más fuerte entre las mujeres.
Fue el trabajo de Adela Pérez el que le permitió recibir el voto de confianza en uno de los distritos más difíciles de la geografía hidalguense, su respeto y conocimiento por el trabajo político, así como por estructuras y militancia, la posiciona ahora como una de las mujeres más destacadas, que orgullosamente puede decir que su trabajo la avala.
A veces los partidos, sobre todo el PRI, olvidan que la paridad de género consiste en aperturar espacios a las mujeres no solamente por vínculos familiares o personales, sino por capacidad y trayectoria.
Adela Pérez es el símbolo de la ideología priísta: la cultura del trabajo y el esfuerzo, la movilización del partido en todos los rincones y en todas las secciones, la paridad de género hecha realidad. El Invencible necesita mujeres y hombres dispuestos a encumbrar su partido, no más intentos de crecer de aquellos que no tienen madera política, no más oportunistas ni traidores.