En plena temporada decembrina se estrena Guadalupe Reyes, una comedia de Salvador Espinosa que pretende ilustrar la aventura etílica que se inicia con las festividades de la Virgen de Guadalupe y termina el Día de Reyes.
De acuerdo con el guión de Marcos Bucay y Harald Rumpler, los buenos amigos Hugo (Juan Pablo Medina) y Luis (Martín Altomaro) estuvieron a punto de realizar el desafío cuando tenían 25 años, pero Luis se casó y se convirtió en un aburrido contador, mientras Hugo se dedicó a la buena vida gracias a una exitosa aplicación.
El chavorruco Hugo quiere completar el maratón al cumplir los 40 años y “antes de que tenga que usar pañal para adultos”. Reacio al peligro que arriesga su ascenso en la oficina, Luis descubre que su esposa lo engaña y decide entrar de lleno al desafío, recordando los tiempos en los que lo apodaban el Tangas.
Recientemente vimos El malacopa, una pseudo comedia de Armando Casas en la que el oscuro oficinista Luis Arrieta se transformaba, por obra y gracia del alcohol, en un divertido galán. Aquí, igualmente se pretende hacer una apología del alcoholismo, pero con hipócritas restricciones como que Luis nunca falta a su trabajo o que borrachos son más divertidos que en sus cinco sentidos.
Espinosa, director de series televisivas como Club de cuervos, nunca encuentra el tono correcto para evitar la moralina y no sabe aprovechar a sus divertidos actores.
Guadalupe Reyes resulta, pues, una hipocritona aventura etílica que se queda en lo anecdótico y nunca muestra los verdaderos peligros de beber con exceso.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
