La creación de un órgano de control interno para instituciones públicas que reciben dinero del estado ha causado tremendo revuelo entre las autoridades de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), ya que sienten vulnerada su autonomía cuando les solicitan transparentar los recursos que reciben.
Por este motivo, se debe puntualizar que la creación de dichos órganos de control fue aprobada por el Congreso del Estado de Hidalgo por mayoría de votos, con la finalidad de brindar la garantía a los hidalguenses de que los recursos manejados por entidades públicas se ejercen de manera correcta y así erradicar la corrupción.
Sorprendentemente se gestó un revuelo en las cúpulas universitarias, que no dudaron en desplegar una campaña contra dicha medida, entre las acciones emprendidas encontramos la declaración del diputado local Miguel Ángel de la Fuente López, representante de Movimiento Ciudadano –partido político que, dicho sea de paso, parece sucursal del Patronato Universitario-, que versó sobre el “infame ataque a la autonomía universitaria y su inconstitucionalidad, ya que la UAEH no forma parte de los entes involucrados”, postura lógica cuando viene de quien se ha visto beneficiado por las finanzas en cuestión, o por lo menos eso se dice.
Al airado reclamo siguieron las declaraciones del encargado de ocupar la rectoría universitaria: Adolfo Pontigo Loyola, que salió a decir que defendería la autonomía, cuestión ridícula para alguien que ni siquiera puede defender su propia autonomía y la dignidad de su encargo. Pero en la política hidalguense ya nada resulta extraño entre ciertos personajes.
También continuaron las declaraciones de los subordinados del líder del Patronato Universitario, como el diputado De La Fuente, que ayer declaró que el caso sería llevado a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por cierto, en declaraciones vertidas en otra sucursal universitaria: su propio diario local.
La cuestión de fondo es por qué no aceptan la revisión a los recursos financieros públicos, si presumen de tener finanzas sanas y honestas. Parece que en lo referente al presupuesto estatal y federal no tienen mayor impedimento, pero lo que están peleando es la secrecía sobre el dinero emanado de empresas propiedad del Patronato Universitario –o por lo menos las cerca de 20 que funcionan bajo el nombre legal de la UAEH-, que se clasifica dentro del dinero público que debería ser evaluado, pero de cuyo uso nunca se ha informado de manera oficial; tomemos en cuenta que las cantidades en cuestión son millonarias.
Gerardo Sosa no está echando a andar una fatídica guerra política por alguna cuestión referente a los valores universitarios, como la autonomía; casi podría decirse que ese tipo de cuestiones le resultan intrascendentes, tal cual se ha manejado la UAEH desde que está bajo su control. El verdadero motivo recae en la defensa del imperio de Sosa Castelán, que tiene como punto medular el manejo financiero que permite solventar herramientas para mantener su poder político: el partido obsequiado a su hermano (Movimiento Ciudadano), un diario local, redes ciudadanas, candidatos independientes o pertenecientes a algún instituto, una nómina interminable, campañas publicitarias, inversión a personajes políticos, etcétera.
Sosa está peleando su supervivencia política, pues si desaparece su mina financiera se evapora su presencia. Desde hace muchos años permanece arrinconado con sus huestes en una zona confortable que le permite pasearse entre jóvenes universitarios con la fuerza política que nunca logró despuntar fuera de la UAEH, el poder le llegó hasta que José Francisco Olvera Ruiz le regaló con moño la modificación legislativa para que pudiera tomar control legal de la Universidad (por cierto, muchos aspirantes a candidaturas estuvieron de acuerdo y aplaudieron tales medidas: Alfredo Bejos Nicolás, Héctor Pedraza Olguín, Leonardo Pérez Calva, Edith Avilés Cano, José Juan Viggiano Austria, que por quedar bien con el entonces mandatario no dudaron en aplaudir dicha reforma en aras de un ente universitario “autónomo”).
Lo que Gerardo Sosa intenta a través de su gran cantidad de esbirros es proteger su dinero a diestra y siniestra, ya que jamás contó en sus predicciones con un mandatario que buscara ordenar todo el tema financiero estatal y que mantuviera la espada desenvainada contra la corrupción, porque en este sexenio a todas las capillitas les llegará su fiestecita.