El poder político, como la posibilidad de decidir los caminos de la sociedad en un país, estado o municipio, es una aspiración que se busca con todos los medios y que cuando se tiene se debe ejercer, esperamos, con responsabilidad y en beneficio de los gobernados.
La búsqueda del poder se ha dado desde las primeras páginas de la historia del mundo, con personajes que simbolizan el poder y que les permite pasar a la historia como Julio César, Alejandro Magno, Napoleón, Churchill, Benito Juárez, Lázaro Cárdenas, etc.
Nuestro estado es terreno, en estos días, de la lucha por el poder en los municipios, con una elección que fue el 18 de octubre, pero que se sigue, porque los partidos políticos buscan ganar en los tribunales, lo que aparentemente no ganaron en las urnas.
Y así, vemos como Damián Sosa no se conforma con la derrota que según los números le propinó Jorge Márquez, y se fue al Tribunal Estatal Electoral para revertir el resultado. El caso de partidos inconformes se extiende y se da en 62 municipios, donde quieren quitar al que ganó porque dicen que no es legal su triunfo.
Aunque hay partidos, como el PRI, que pese a su gran victoria busca todavía más triunfos en los tribunales.
Es parte del juego político y de las alternativas que se le dan a los perdedores o inconformes.
Y esta lucha por el poder, no sólo se da en Metepec o Francisco I. Madero, Pachuca o Tulancingo, en estos días tenemos todo un show en el país más fuerte del mundo, siempre orgulloso de su democracia, en los Estados Unidos, donde se dan hasta con la cubeta Donald Trump y Joe Biden. Trump, con el conteo de votos todavía en marcha, ya se llamó robado y recurrió a los tribunales.
Estrategia característica de los que sienten que pierden.
No hay nada nuevo bajo el sol, dice el libro sagrado cuando señala en el Eclesiastés “la historia no hace más que repetirse; ya todo se hizo antes, no hay nada nuevo bajo el sol”.
Los pleitos después de una competencia, donde hay ganadores y perdedores, se dan siempre, porque el que pierde difícilmente aceptará que fue mejor el de enfrente e invocará, para no aceptar la derrota, que quien le ganó hizo trampa o cosas por el estilo.
Y se entiende.
Pero que de 84 municipios sólo en 22 el resultado no tenga objeciones e impugnaciones es de llamar la atención, ya que es casi una tercera parte del total, lo que cuesta aceptar, porque con eso se podría decir que toda la elección no funcionó.
Lo que se nota es que hay partidos, particularmente Morena, que no estaban preparados para la paliza que se llevaron y, por ello, mejor culpa a todos de su desgracia antes que aceptar que en el pecado de su irresponsabilidad llevaron la penitencia de la garrotiza que les dieron, en especial de parte de los priistas, que se agarran la barriga de tanto reír.
A finales de noviembre, el Tribunal resolverá todos los casos y no faltarán los que se vayan a un tribunal federal y están en su derecho, pero como que lo mejor que pueden hacer es ponerse a trabajar porque la otra elección está más o menos a ocho meses de distancia.
No vaya a ser que otra vez pongan a trabajar a los tribunales, buscando victorias en ellos como parece que sucede ahora.
Por: Adalberto Peralta Sánchez
Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.