Aunque aún hay muchos gobiernos y analistas que atesoran la idea de ver cambiar al presidente Donald Trump y olvidar sus promesas de campaña, será difícil que eso suceda, pues significaría su renuncia a un segundo mandato. Trump había prometido diez reformas en sus primeros cien días de gobierno, entre ellas eliminar el ObamaCare (seguro de salud); desregular los bancos; revisar los acuerdos comerciales, uno de ellos el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); construir el muro fronterizo; contener la inmigración ilegal, y no ha dejado un solo día de impulsarlas, de defenderlas y materializarlas.
El mandatario está empeñado ahora en reducir a toda costa el impuesto a sociedades de 35% a 15%, sin importarle mucho la reducción del déficit público y el endeudamiento, los cuales no son por ahora su prioridad; él quiere que sus asesores terminen lo más rápido posible el proyecto de ley de finanzas para reactivar la economía y la inversión privada, desde donde espera multiplicar miles de empleos.
Pero hay mucho más que eso: Trump quiere mostrarle a sus electores medidas concretas antes de sus primeros cien días en el cargo; él no ha ocultado su deseo de dar prioridad a los recortes de impuestos en lugar de buscar reducir el déficit público, algo que no prometió y no le interesa discutir ahora. Se trata de priorizar las medidas prometidas, las cuales mostrarán de que está hecho el presidente frente a su electorado; a él no le importa que la reducción del impuesto a sociedades en un punto implique una pérdida de más de 100 mil millones de ingresos en los próximos diez años, según la Comisión de Finanzas del Congreso.
Pero tampoco le importan mucho la diplomacia y sus relaciones con México, a pesar de la renegociación que se hace ahora del TLCAN. Trump ha revivido la guerra de la madera con Canadá, su aliado en el continente y en las aventuras militares de Estados Unidos. ¿Por qué habría de preocuparle México y su oposición a la construcción del muro fronterizo?
Está claro que los congresistas demócratas en el Congreso de Estados Unidos no votarán nada que tenga que ver con el financiamiento de la construcción del muro en la frontera con México, pero Trump y los republicanos, más tarde que nunca, encontrarán la manera de contar con los fondos para su proyecto; a pesar de que por ahora la oposición demócrata sea un pírrica victoria simbólica contra el presidente republicano, un poco debilitado por el fracaso de su propuesta de derogación de ObamaCare.
Es probable que Estados Unidos brinde nuevamente un apagón del gobierno federal como con el presidente Barack Obama en octubre de 2013; sobre todo si los demócratas en el Congreso se niegan a votar el presupuesto para financiar la construcción del muro, equivalente a poco más de 1.4 mil millones de dólares para iniciar las obras. Por ahora, las discusiones fueron trasladadas hasta el próximo 28 de abril, el límite donde el gobierno de Estados Unidos ya no podría funcionar normalmente.
Donald Trump ha exigido a sus aliados en el Congreso la liberación de fondos para iniciar la construcción del muro con México antes de llegar a sus primeros cien días de mandato, que se cumplen este próximo sábado, llegando incluso a ofrecer a los demócratas mantener el ObamaCare a cambio de recursos para financiarlo. Esto indica que no va a modificar su posición respecto a México y sólo está ganando tiempo para aterrizar sus promesas, al margen de la aprobación o el rechazo del gobierno mexicano.
Por: José Luis Ortiz Santillán
Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.