La creciente preocupación del presidente López Obrador por blindar el proceso de transformación político-social a través de las reformas legislativas actúa como el referente orgánico de la operación política que debe primar en Morena. Mantener ordenada la casa en sus gobiernos es una labor prioritaria que ha dejó en claro Claudia Sheinbaum en su visita a Hidalgo.
En este sentido, la arena política en Mineral de la Reforma para definir la candidatura ha tomado tintes de anarquía que revelan la fragilidad de la conducción orgánica de la cúpula de partido y del liderazgo de Marco Rico en Morena Hidalgo.
El encontronazo entre los actores políticos de Mineral de la Reforma no puede ser tomado como un hecho aislado; se trata de un efecto nocivo de la dispersión de poder en la estructura de partido que arrastra Morena a nivel nacional, donde prevalece el poder con lógicas verticales que resultan contradictorias al discurso del oficialismo guinda.
Morena Hidalgo ya tuvo una llamada de atención a nivel nacional, pues tanto López Obrador como Sheinbaum han reiterado la necesidad de mantener la unidad partidista hacia el proceso electoral en puerta.
La impericia y nerviosismo de Marco Rico afectan las decisiones de partido, pues ha creado confusiones de forma y fondo, poniendo en tela de juicio los métodos para la selección de aspirantes, al grado que los desencuentros al interior del partido se han convertido en una constante, haciendo difícil trazar la frontera entre el poder orgánico del partido y el poder fáctico de sus militantes.
La disonancia entre las rutas de la transformación del gobierno de Julio Menchaca Salazar con la anarquía política que prima en Morena Hidalgo amenaza con crear un desconcierto entre legitimidad y legalidad de la estructura de partido, creando una creciente rivalidad de sus grupos de poder.
La convulsión política en Mineral de la Reforma es sólo la punta del iceberg de los problemas estructurales del partido guinda en Hidalgo, en un momento donde la unidad partidista debería prevalecer. El actuar de la militancia se ha perdido por la errática conducción de Rico Mercado, que ha tenido incontables llamadas de atención sin que hayan resultado en una reestructuración, no sólo en los métodos y consensos en la selección de candidatas y candidatos, sino en el orden político y orgánico del partido.
A este escenario de desencuentro guinda en Mineral de la Reforma se suman los señalamientos de nepotismo político contra el actual alcalde, Israel Félix, atmósfera que hizo que Shadia Martínez argumentara que su trabajo y capital político avalaban sus pretensiones por contender en la arena política.
Contrasta en este panorama el hecho de que Claudia Sheinbaum, en su visita a Mineral de la Reforma, invitó a las fuerzas políticas del partido a dirimir las luchas internas, lo que fue una reprimenda y un llamado al orden y la civilidad política.
La situación política en Mineral de la Reforma es clara: Morena, de cara a la elección presidencial, se está jugando la operatividad total de su poder en la conformación del Senado, el Congreso de la Unión, los congresos locales y las alcaldías.