Ayer se celebró una etapa más del juicio contra José Antonio Turrubiarte Delgadillo, exfuncionario de la SEPH acusado por peculado, pues junto a Pablo Pérez Martínez el angelito desapareció dinero de cuentas bancarias oficiales del sistema de educación estatal. Pero, pese a que estos delincuentazos triangularon el presupuesto abusando de su cargo, al Ministerio Público y los asesores jurídicos de Educación Pública se les está cayendo el caso, ya que han tenido errores en la presentación de cargos escritos y hablados. Así como lo leen: la gente de Raúl Arroyo no está dando el ancho.
Mientras, la defensa de Turrubiarte Delgadillo se dijo «pasiva», que siempre no llamará a juicio al exgobernador Francisco Olvera Ruiz y que se va a esperar a que el MP pruebe la culpabilidad; y cómo no, si la institución social parece que va a ciegas, tan sólo digamos que tiene como testigo principal a Carlos Arozqueta, que también se ha presentado como apoderado y representante de la defensa. Mucho circo o importancia del exfuncionario público.
Turrubiarte Delgadillo realizó las operaciones fraudulentas junto con Pablo Pérez Martínez (el pariente pobre de Corina Martínez), porque al parecer las triangulaciones de dinero en el sexenio olverista se daban en dupla, tal como ocurrió en Ciudad de las Mujeres y el Sistema de Radio y Televisión. Muchos ya cuentan con protección oficial de alguna investigación penal, pese a que el gobernador ha dicho en repetidas ocasiones: «cero tolerancia a la corrupción».
Por cierto, para que no se queden con el pendiente, Turrubiarte Delgadillo bajó unos kilitos pero luce muy arreglado, hasta con bigotito entintado. Aunque es una lástima que Olvera Ruiz no esté entre los testigos, pues lo mas interesante sería escuchar si Turrubiarte y Pérez sostienen en la cara de su exjefe que él los obligó a delinquir.
El juicio está en pausa por otro amparo, y así Turrubiarte ya lleva dos años encarcelado. Raúl Arroyo tendrá que jalar las riendas de la representación social.