Tomado del documento “Tecnologías digitales al servicio de la calidad educativa (VII).
Una propuesta de cambio centrada en el aprendizaje para todos”,
publicado por la UNESCO
Los datos arrojados por aquellos países y economías participantes de TALIS (Teaching and Learning International Survey- Encuesta internacional de enseñanza y aprendizaje – por sus siglas en inglés) corroboran que la inversión en desarrollo profesional es más importante que la inversión en recursos asociados a la tecnología.
Como es el caso con muchos métodos educativos, el proceso de desarrollo profesional debe ser exhaustivo e integral, en lo posible debe ser adaptable a las necesidades de cada docente en particular; ésta es la única manera de hacer uso del potencial de las TIC en pos de procesos de enseñanza y aprendizaje efectivos.
La discusión actual debiera dejar de ser “acerca de las tecnologías” en sí mismas y debería enfocarse en los aprendizajes de los estudiantes y, de ser necesario, en cómo pueden ser apoyados por la tecnología.
El rol del docente en el desarrollo de nuevas prácticas educativas más pertinentes y eficaces es clave, ya que serán ellos los promotores de este nuevo paradigma educativo a partir de la implementación de renovadas prácticas educativas.
NUEVAS MANERAS DE ENSEÑAR Y NUEVAS EXPERIENCIAS DE APRENDIZAJE
Hoy en día tenemos claro que mientras los dispositivos y el Internet tengan un rol central en nuestras vidas personales y profesionales, aquellos estudiantes que no hayan adquirido habilidades básicas de lectura, escritura y navegación en un panorama digital, peligran de estar desconectados de la vida económica, social y cultural a su alrededor.
La inminente presencia de las tecnologías de información y comunicación en el día a día crea la necesidad de tener habilidades digitales específicas. Sin embargo, el carácter dinámico y cambiante de estas tecnologías requiere que sus usuarios actualicen sus conocimientos y habilidades frecuentemente. Como resultado de esto, los usuarios de las tecnologías deben aprender y desaprender a un paso acelerado.
Solamente aquellos que puedan llevar este proceso de aprender por sí mismos, resolviendo problemas no rutinarios o desconocidos, a manera que van surgiendo, podrán disfrutar de los beneficios de un mundo rico en tecnología e innovación.
Por esta misma razón, las tecnologías invitan a repensar la pedagogía y métodos que se utilizan para enseñar y aprender. Los usuarios de las TIC a menudo deben acoplarse a un nuevo dispositivo, software o nuevas funciones o aplicaciones en sus dispositivos existentes de manera fluida.
Si invertimos en tecnología para el docente haciendo su labor de planeamiento más rica y liberamos parte de ese tiempo para llegar a más estudiantes y apoyar a otros colegas docentes a sobresalir en el uso de las TIC, nos aseguraremos que los niños reciban lo mejor de la tecnología.
En ese tipo de modelo de enseñanza los docentes pueden enfocarse más en desarrollar estas habilidades de jerarquía superior con más tiempo cara-acara con cada estudiante y motivándolos a tener un compromiso más personal con su aprendizaje, además pueden hacer uso de herramientas como instrucción remota o instrucción ubicua con contenidos digitales para apoyar las necesidades específicas de cada estudiante.
Dado el panorama incierto que acompaña al cambio requerido en las prácticas pedagógicas para la introducción de las TIC en el aula, los docentes frecuentemente optarán por tratar de mantener el “status quo”. Entonces, si se quiere movilizar apoyo para el logro de mejores resultados, es necesario avanzar hacia prácticas innovadoras de enseñanza que propongan a los estudiantes mejores experiencias de aprendizaje.
Se debe invertir en estrategias novedosas de desarrollo profesional alineadas con este propósito para que los docentes se conviertan en agentes activos del cambio, que formen parte del diseño de las soluciones, que no sean simples implementadores de las innovaciones tecnológicas y ajenos al desarrollo de los proyectos.
Según el último informe de la OCDE, “Students, Computers and Learning: Making the Connection” (Estudiantes, computadoras y aprendizaje: haciendo la conexión), para que los estudiantes sean lectores competentes en ambientes digitales deben ser capaces de planear y ejecutar una búsqueda en línea, evaluar la utilidad de los contenidos y valorar la credibilidad de las fuentes de las que proviene la información. Sin embargo, la mayoría de estudiantes no podrá desarrollar estas habilidades por sí solos, a través de prácticas casuales, y necesitará de la guía explícita del docente y de contenidos educativos de alta calidad para lograr el dominio de estas importantes habilidades.
Esto último apoya el enfoque de que la tecnología puede convertirse en una herramienta que ayude al estudiante a acceder el conocimiento de manera más independiente, en comparación con otros métodos más tradicionales.
Más importante que la inclusión de la tecnología en sí, es apoyar un cambio en la pedagogía, una enfocada en el estudiante como participante activo de su búsqueda del conocimiento, con herramientas para ejercicios de indagación, espacios colaborativos de aprendizaje, facilitando actividades prácticas y de cooperación.
Asimismo, la tecnología puede ser una herramienta eficaz para realizar cambios importantes en la manera que evaluamos, ayudándonos a realizar valoraciones formativas y en tiempo real, apoyando las comunidades de aprendizaje y la enseñanza con laboratorios virtuales, software sofisticado de experimentación y simulación, redes sociales y aprendizaje basado en juegos. Esta nueva pedagogía es una alianza entre docentes y estudiantes que promete mejores resultados educativos.
Cuando hablamos de las tecnologías en el aula existen tres factores claves que inciden en los resultados estudiantiles : a) la capacidad de los estudiantes de auto-motivarse; b) la efectividad de las tecnologías respondiendo a aquellas barreras de aprendizaje como por ejemplo: el uso efectivo del tiempo, disrupciones emocionales y presiones sociales que puedan afectar el aprendizaje en los niños y adolescentes y c) aquellas habilidades de jerarquía superior como el pensamiento analítico, conceptual y creativo especialmente su aplicación a resolver problemas reales.
(Continuará)
Por: Roberto Diez Gutiérrez
Licenciado en Ciencias de la Comunicación. Maestro en Educación con especialidad en Comunicación. Maestro Humanidades con especialidad en Educación. Doctor en Humanidades con opción en Educación. Beca al Mérito Académico de la Secretaría de Educación Pública Federal. Fui corresponsal en el Estado de Hidalgo para Organización Radio Centro, Organización Impulsora de Radio y Cadena Radio Centro. Profesor en el Tecnológico de Monterrey (Querétaro e Hidalgo); en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Universidad INECUH de Tizayuca, Universidad Interamericana para el Desarrollo (UNID-Tula) y Universidad La Salle Pachuca. Rector de la Universidad Científica Latinoamericana de Hidalgo (UCLAH); Director General del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Hidalgo (CECyTEH); Director General de Educación Media Superior del Instituto Hidalguense de Educación Media Superior y Superior (IHEMSyS) y Director Técnico del Instituto de Crédito Educativo del Estado de Hidalgo y Secretario Técnico del Consejo Estatal de Población en Hidalgo. Director General de Proyectos y Programas de Apoyo a la Educación de la Secretaría de Educación Pública de Hidalgo. Presidente de la Comisión de Educación y Cultura del Consejo Consultivo Ciudadano del Estado de Hidalgo. Colaborador en diversos medios impresos y electrónicos del Estado. Rector de la Universidad Tecnológica Minera de Zimapán (UTMZ). Ex Rector de las Universidades Tecnológicas Minera de Zimapán y Bilingüe de Mineral de la Reforma.