“La irritación social se ha incrementado en tal magnitud en Pachuca que, prácticamente, en cualquier acto en que comparece el alcalde Sergio Baños recibe una carretada de abucheos, rechiflas y recuerdos familiares que denotan no sólo impopularidad, sino un complejo desencuentro de una gestión que a ojos de propios y extraños exige la revocación de mandato”.