El nepotismo llegó a su máxima expresión durante los gobiernos del antiguo régimen, basta recordar la frase del expresidente López Portillo sobre su hijo José Ramón “el orgullo de su nepotismo”. Esta vieja práctica sigue vigente y en Tulancingo se niega a morir, municipio en el que según expone el periódico Ruta, cobran el esposo, un hermano, un sobrino, una sobrina y hasta la nuera de la alcaldesa.