Sonia Ocampo es la secretaria general de la sección 20 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud del estado, un cargo en el que se ha eternizado con más de 14 años en el puesto, lo que ha provocado que muchos trabajadores abandonen la sección y se cobijen en otra agrupación sindical, porque, argumentan, que no hay transparencia en su gestión en muchos renglones, particularmente en el destino de las cuotas ya que dicen no se rinden cuentas, además de abusos en cargos y canonjías para determinadas personas, así como favoritismo para familiares y amigos.
El clima en el sindicato no es nada bueno, pero se dio hace unos días un hecho que debe llevar a la renuncia de la secretaria sindical, porque en acuerdo con el ahora exdirector del Hospital General de Pachuca -al que el secretario de la dependencia ya dio de baja-, se agandalló sin merecerlo una vacuna porque, dijo el ex director del hospital, «tiene un hijo con covid».
Esto, desde luego, no es un argumento válido, porque en ese sentido se debía de vacunar a todos los padres que viven esta situación y no es una medida que se aplique porque es otra la decisión del gobierno de la República.
Fue y es, desde luego, un abuso del doctor y ni se diga de la secretaria del Sindicato, que ya tuvo consecuencias con la despedida del director del Hospital General de Pachuca.
Pero ¿es solo el doctor culpable? Parece que no y como dice un refrán popular «tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata».
Las preguntas surgen solas. Si eso hizo con la vacuna -quitándosela seguramente a un médico que está en primera línea poniendo en riesgo su vida- ya se pueden imaginar otras cosas.
Con toda seguridad y como consecuencia, lo más seguro es que renuncie al Sindicato.
Sería lo mejor.
