El 20 de junio fue el cumpleaños de Eduardo del Río García (Rius), quien murió en 2017 dejando un fortísimo legado en México, tan importante como el del difunto Gabriel Vargas Bernal o el que siguen formando otros historietistas como Trino, Cintia Bolio, Helio Flores, Antonio Helguera, Chavo del Toro, Rapé, entre otros tantos que se dedican a condensar información en una imagen o en viñetas. Y lo logran porque no solo son profesionales del dibujo o de la ilustración, sino que son personas cultas que se han educado en el conocimiento económico, político, social, militar y eclesiástico de la población a la que pertenecen.
También conocidos como moneros o caricaturistas, he destacado para mi fuero interior una admiración a Magú del periódico La Jornada, a Rictus del Reforma y a Alarcón de El Heraldo de México, con motivo de mi pensamiento político y otros valores. Estos dibujantes (junto con los antes nombrados y otros que no he mencionado) han comprometido su posición y su integridad al convertirse en críticos que tienen alcances similares a popularísimos miembros de la clase periodística del país, como Julio Hernández o Denise Dresser (por mencionar dos perfiles diametralmente opuestos, pero respetados por quien suscribe).
Dijo Juan Pablo Picasso para la revista The Arts de Nueva York: “Todos sabemos que el arte no es la verdad. Es una mentira que nos hace ver la verdad, al menos aquella que nos es dado comprender”.
Bajo este concepto, vemos que lo inmarcesible del arte existe toda vez que este expresa posiciones respecto al poder, el mismo Picasso en lo hizo en La Guernica; Máximo Gorki en La madre; Tolkien en El Señor de los Anillos; Slavoj Žižek en sus películas; Mozart en su rebeldía temática y estética, etcétera.
No todas las expresiones de existencia de la humanidad son culturales o artísticas, aunque sean motivos antropológicos: el primero se puede tratar de un conocimiento técnico o aislado que no es útil para la humanidad y no ser conocimiento cultural; lo mismo pasa con las manifestaciones pictóricas, escultóricas, musicales, arquitectónicas, literarias, dancísticas o cinematográficas, que pueden ser arte o no serlo.
Lo anterior lo digo para hacer alusión a algunas manifestaciones artísticas y culturales que me han dejado buen sabor de boca, tanto por su calidad como por su ingenio de satisfacer a públicos que no están dedicados a la búsqueda de nuevos saberes, pero que merecen obtener esta información.
La primera de ellas se llama “Destripando la Historia”. Una empresa cuyos creadores (Rodrigo Septién y Álvaro Pascual) tienen por objetivo difundir conocimiento a través de canciones que hablan de los mitos escandinavos y helénicos, principalmente; en segundo lugar, de otros mitos, de historia, de historietas y de varios cuentos; su principal aporte es la información rápida y simple que dan, evitando decir mentiras o invenciones. Un defecto toral que tienen es la falta de espacio para contar historias completas y aportar una crítica o el criterio que está inmerso en la obra sobre la que trabajan. Esto no tiene efectos nocivos, como fue el caso de renombrar al concierto No. 21 de Mozart con el nombre de Elvira Madigan, o tener información parcializada como la que se produjo con las historias que contaba el grupo Blind Guardian sobre la Ilíada y la Odisea.
Bully Magnets es otra compañía mediática creada con el objeto de hacer asequible la historia de México, la mundial, la de la cultura pop, la de la ciencia y la del arte. Asequible lo uso como sinónimo de divertido, aunque no signifiquen cosas parecidas, porque en esta er, la mayor parte del conocimiento se encuentra disponible en internet; sin embargo, por motivos pedagógicos el educando adolece de herramientas epistémicas o el material carece de método. Sus canciones, sus videos, su narrativa y sus bromas hacen del estudio una agradable experiencia. La posible controversia pudiera radicar en su posicionamiento respecto a cada suceso o narrativa.
En tercer lugar, se encuentra Academia Play, cuya seriedad es mayúscula. Se posiciona entre mis canales favoritos de estudio, pues lo mismo habla de la historia de la crueldad, de la contrarreforma de la iglesia católica, de Pablo Escobar, o de errores en películas históricas, de la escuela austriaca de economía o de estilos arquitectónicos. Sus creadores, al igual que los anteriores, se han posicionado en la labor libresca y además estos últimos han generado cursos para aplicaciones de celular y han comenzado a generar material en otros idiomas.
He procurado ver algunas participaciones de los miembros del Colegio Nacional, del Consejo Nacional de Asuntos Internacionales y de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, para aprender de temas de los que conozco poco o que desconozco del todo, y siendo estos excelentes tanto por investigación como por ponentes, nada le restan a los creadores del contenido mediático que procura a quienes no son tan atentos o interesados.
Finalmente les comparto que conozco a un excelente diseñador gráfico, hábil en la ilustración, en la comunicación gráfica y en la historieta. De él quisiera hablar, pero siendo la discreción y la modestia principios rectores de su vida, me limitaré a decir que su participación en mis negocios, en los de mi familia y en el de distintas amistades, hacen posible mucho de nuestro trabajo debido a que es una persona culta e informada. Lo recomiendo de forma frecuente para trabajos de carácter privado, puesto que la comunicación visual es un elemento toral en la vida contemporánea.
Por: Iván Mimila Olvera
Abogado y asesor en materia constitucional y autor de los libros "Cuestionario de Derecho Constitucional" y "Cuestionario de Derecho Constitucional de los Derechos Humanos". Actualmente es litigante en activo y asesor de diversas organizaciones de la sociedad civil.