Diseñar una ciudad no es algo que se pueda hacer de manera improvisada. Pachuca es un municipio que durante las últimas décadas ha experimentado un crecimiento desmedido hacia el sur. Eso ha tenido un impacto importante en la conservación del centro histórico, que no ha podido competir contra los nuevos desarrollos comerciales que captan gran parte de las actividades económicas de la Zona Metropolitana.
Aunado a esto, las intervenciones a gran escala en los espacios públicos del casco histórico de la ciudad se han hecho de manera tan improvisada, negligente y corrupta que han hecho del centro una zona cada vez menos atractiva en las últimas décadas. Sin embargo, las autoridades no contaban con que hoy en día, en Pachuca, hay un despertar ciudadano que vigila y pone la mirada en la obra pública que afecta nuestra ciudad.
Eso fue lo que sucedió en días recientes cuando se publicó un proyecto emplazado en el actual Jardín del Arte que lleva por nombre “Plaza del Músico”. Las reacciones frente a la propuesta fueron diversas, pues el proyecto contemplaba el derribe de árboles y la construcción de complejos que primaban por el uso de concreto y no valoraban los espacios verdes ya existentes en el lugar, además de que no se previó la consulta ciudadana para la proyección de un cambio de tal magnitud en uno de los pocos espacios verdes de Pachuca.
Diversos colectivos e iniciativas ciudadanas se posicionaron al respecto y han logrado que las autoridades reconsideren la implementación del proyecto y hayan abierto el diálogo a la consulta ciudadana.
Estas experiencias son nuevas en una ciudad como la nuestra, pero de a poco permiten ver que las cosas están cambiando, que no basta con saber sobre planos y dimensiones para hacer diseños inteligentes y pertinentes pero, sobre todo, que no basta con tener un cargo público para decidir impunemente sobre una ciudad que ha sido tan mal pensada en los últimos años.
