Cuando el fuego tiene leña, ¿para qué avivarlo?, y cuando no tiene, mejor no poner más leña de la necesaria.
En la conmemoración de los festejos de la Revolución Mexicana, el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Cresencio Sandoval, pronunció un discurso de apoyo al programa del gobierno -denominado 4T– que caló hondo, no por la contundencia de sus frases, sino porque ha sido asumido por la oposición como “la politización del Ejército”, cuando de acuerdo al artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los mandos e institución castrense no pueden deliberar en los asuntos políticos del Estado.
La paulatina militarización de la seguridad pública en términos de la presencia del Ejército en las calles durante la presente administración, sin conseguir los resultados alentadores y de equilibrio hacia la pacificación y control de la delincuencia organizada, así como la preservación de los derechos humanos y la paz social, ha edificado un escenario incierto que ha encendido los ánimos de la oposición en México, la cual, por cierto, con cualquier chispa se enciende y encabrona.
Pero el presidente ha sido claro: ¡si alguien tiene algo que objetar, que objete!, porque estamos en democracia y, por lo tanto, todas las opiniones caben para ser escuchadas, inclusive las que objeten o las de los objetes que quieran objetar.
Entre peras y perones, mirando desde abajo el árbol, la presencia del Ejército en una alianza inédita con el presidente de la República ha trazado la firmeza de las acciones de la presente administración, creando un capital de represión legal pocas veces advertido en los regímenes posrevolucionarios. Se trata, pues, de una jugada de ajedrez político cuya maestría no tiene lugar a dudas en un escenario donde la oposición no ha encontrado ni la estrategia ni la imaginación política y sociológica para erigirse en opción ciudadana.
No son conjeturas, son afirmaciones con un peso demoledor y aplastante de la legitimidad y capital político del actual gobierno, las que soportan la frase: ¡si alguien tiene que objetar, que objete!
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
