Sheinbaum y Menchaca en la transición política

La relación entre Julio Menchaca y Claudia Sheinbaum ha trazado una línea clara de proximidad política, cuyas implicaciones ya comienzan a perfilar la promesa que la presidenta electa le hizo al pueblo de Hidalgo, para “subsanar los problemas ambientales en Tula y recuperar los equilibrios hídricos”.

Claudia Sheinbaum, presidenta electa, comienza a dar pasos firmes hacia la transición de mando y se ha reunido con el presidente en turno, Andrés Manuel López Obrador. La reunión, en los corrillos políticos, tuvo dos evaluaciones: el control de las especulaciones sobre el rumbo de la 4T y los fantasmas de la oposición sobre la aplanadora morenista en el Congreso federal.

 

En este trazo de transición, ¿qué impactos tiene para el gobierno de Julio Menchaca el sacramento político que protagonizaron Sheinbaum y AMLO?

 

El análisis del empoderamiento de Claudia Sheinbaum en la pasada elección del 2 de junio trajo un correlato a Hidalgo que fue recibido por el gobierno de Julio Menchaca con ánimo y entusiasmo: la respuesta de operación política del gobierno estatal que le sumó al triunfo de Sheinbaum 1 millón de votos, ha perfilado un vínculo de reciprocidad política que habrá de manifestarse con nitidez en los primeros seis meses del régimen en transición.

 

De acuerdo a la lógica de la transformación en la fase del 2º Piso, el Piso del gobierno de Hidalgo queda en un momento clave en la metropolización política-centralista que se efectuará en los vínculos con la Ciudad de México y el Estado de México. La transición política Sheinbaum-AMLO marcará nuevos trazos en las Rutas de la Transformación en el gobierno de Julio Menchaca.

 

El vínculo fue promovido por Claudia Sheinbaum en un nítido acercamiento con Julio Menchaca, pero ahora reviste dos dimensiones a atender: Morena Hidalgo debe construir un bastión político partidista que garantice que su hegemonía política se adhiera a la idea de centralidad en el control político y, análogamente, el Estado de México, que fue también bastión priista, debe configurar una nueva estructura política que incida en afianzar a Morena como partido que construya una historia de vanguardia política capaz de borrar las huellas y símbolos políticos que aún subsisten en la memoria colectiva de la ciudadanía del Edoméx.

 

En torno a las especulaciones que la oposición ha tratado de sembrar a nivel internacional y nacional sobre los déficits de democracia que presupone el control del Congreso federal por Morena, perfilan en el gobierno de Julio Menchaca una nueva construcción de la retórica oficialista que apuntale las acciones de gobierno como sinónimo de fortalecimiento de la democracia y el resguardo ciudadano en las instituciones de Hidalgo.

 

El fortalecimiento de los signos y símbolos de Morena en torno a los valores de la democracia y su defensa habrán de irse incrementando en la medida que las reformas y acciones de la 4T vayan tocando intereses de los sectores de oposición que en Hidalgo, estos sectores en fase camaleónica, se han mimetizado en el gobierno de Julio Menchaca y pretenden preservar sus canonjías, como el sector empresarial, el cual ha estado en un sigilo que podría petrificar a un roble y que cuando se pronuncia en torno a la realidad gubernamental suele decantarse como aliado del Gobierno de Hidalgo.

 

Los pronunciamientos del gobernador Menchaca sobre la relación que se ha construido con Claudia Sheinbaum han trazado una línea clara de proximidad política, cuyas implicaciones ya comienzan a perfilar la promesa que la presidenta electa le hizo al pueblo de Hidalgo para subsanar los problemas ambientales en Tula y recuperar los equilibrios hídricos”, cuestión que es un imperativo en el trazo de metropolización que han gestado Hidalgo, Ciudad de México y Estado de México.

 

Hidalgo y el gobierno de Julio Menchaca se han vuelto consustanciales a la transformación política en su fase de 2º Piso de la 4T, pero aún el rumbo es incierto.


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