Sheinbaum: la política de la élite empresarial

El gobierno de Julio Menchaca ha creado un “Clúster financiero” como resultado de una gestión pública proclive a la coexistencia de inversiones privadas nacionales y extranjeras en Hidalgo.

En Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum se reunió con empresarios nacionales y extranjeros para plantear las condiciones y alcances de la inversión y expansión industrial en su sexenio en un clima de incertidumbre de la élite empresarial mexicana y transnacional.

La representante de Joe Biden en la Cumbre CEO hizo notar la preocupación que existe de parte del gobierno de Estados Unidos sobre la reforma al Poder Judicial, pidiendo a título de “copelas o cuello” al secretario de economía Marcelo Ebrard que se revisaran los planteamientos fundamentales que otorguen certeza jurídica a la inversión extranjera. En este trazo, se percibe ampliamente que la élite empresarial, nacional y extranjera, hace política con, en pro y en contra de gobiernos legítimamente constituidos y amenaza a aquellos que considera que no amparan sus intereses.

 

El gobierno de Julio Menchaca ha creado un Clúster financiero como resultado de una gestión pública proclive a la coexistencia de inversiones privadas nacionales y extranjeras en Hidalgo. Sobresale en este escenario el notorio arribo de las inversiones chinas, las cuales no sólo se presentan en la industria de la transformación, sino también en el sector servicios. Esta cuestión ha causado revuelo a las cámaras industriales y de comercio a nivel nacional que, susceptiblemente, pese a que la inversión extranjera sea lícita, está generando una competencia de mercado alarmante en México.

 

En Ciudad Sahagún se producen vehículos de origen chino y resulta notorio que el incremento del parque vehicular para uso prioritario de particulares ha ido en incremento y las distribuidoras de automóviles chinos en Hidalgo se han ido expandiendo como resultado de un mundo ampliamente global.

 

En esta atmósfera, lo vital es entender que la crisis política que viven los intereses del antiguo régimen ha empujado a las oligarquías nativas a exigir del gobierno de Sheinbaum Pardo la protección de sus intereses, porque lo que perciben es que el morenismo -que ya se erige como un poder político monopólico del Estado- podría generar condiciones de intervencionismo público-económico y disminuir el espacio a la inversión privada.

 

Esta atmósfera incide directamente en la toma de decisiones políticas, porque la cúpula empresarial creció al amparo de la estructura política del aparato de Estado y, ahora, debe entrar en un diálogo diametralmente distinto y transigir con la planificación del bienestar social de la presente administración.

 

El enfoque es claro. Las presiones de la política de élite empresarial en México habrán de intentar recuperar el terreno perdido de su expresión partidista directa: PRIAN. Es en esta lógica que la política de la élite empresarial amenaza al equilibrio no sólo macroeconómico del gobierno de Sheinbaum Pardo, sino del poder de decisión de la estructura política del Estado.

 

Por ende, los grupos empresariales están jugando como un lobby de presión política porque ya no son juez y parte en el gobierno de Sheinbaum Pardo. Esto incide en que la correlación de fuerzas habrá de complejizar los alcances que tiene Morena sobre el sistema político y el control de los poderes públicos, originando una distribución distinta del poder político.

 

En el gobierno de Julio Menchaca no se han hecho esperar los reclamos de comerciantes, empresarios e inversionistas sobre el ascenso comercial e industrial de origen chino, al grado que en la “mañanera”, la presidenta Claudia Sheinbaum fue cuestionada por el uso del agua limpia (escasa en Hidalgo y el país), que se ha utilizado a nivel de la producción empresarial y, señaló que el gobierno de Julio Menchaca atendería el asunto, lo que hizo que se declarara que las empresas deberán utilizar agua tratada.

 

El dilema de la política de la élite empresarial es que es, a su vez, históricamente, una élite del poder. Lo ha sido siempre en México y ahora experimenta la incertidumbre de un gobierno de izquierda que ha iniciado con vertiginosos cambios estructurales desde las reformas que habrán de ser aprobadas porque Morena controla los poderes públicos de la nación.

 

La élite empresarial, como élite del poder en México, ya no puede monopolizar los recursos e infraestructura de la nación al amparo de la estructura de gobierno. Todo indica que estaremos en Hidalgo y el resto del país en presencia de una nueva vertiente de arena política dentro de la crisis sistémica que vive la oposición.


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