Ser y Devenir 72

El terremoto cambió mi vida.

Hizo temblar mis piernas, exigió todo el equilibrio de mi torso y, sobre todo, trastornó mi cabeza. Aquello que hay dentro, lo que no se ve ni se entiende y, por consiguiente, no se puede explicar. ¿Cómo describir, verdaderamente, el inconsciente? El terremoto me puso frente a frente.

Reencontré a Licht entre las voluntarias alrededor del edificio en ruinas, una esquina desaparecida por tres enormes placas blancas vencidas y encimadas entre espacios de nada, gigantescas varillas quebradas y monumentales columnas exponiendo el tuétano del cemento. Nos reconocimos con los ojos pero no quise interrumpirla en su labor, me pidieron no estorbar y me alejé una cuadra esperando, intentando documentar el suceso. Pero no puedo.

Martes 19 de septiembre, 13:13 horas

Estoy leyendo una copia de mi sentencia de divorcio, termino la lectura apuntando con el dedo la línea que me desvincula jurídicamente del contrato cuando llega el gato corriendo ocultándose bajo mis piernas. Me extraña que lo haga de día, de noche a veces sucede cuando el gato vecino se acerca para amedrentarlo. No obstante, segundos después el piso comienza a moverse fuertemente. El gato aúlla asustado y yo me pongo de pie asomándome a la ventana, veo a la gente en la calle, un vecino rezando y otra llorando. Gritos por todos lados. Me cae un libro en la cabeza y me coloco debajo del marco de la puerta mientras el gato sigue maullando.

Termina el movimiento, reviso las noticias y de inmediato me llega un mensaje de mi editor en el periódico, pidiéndome una nota de urgencia sobre el suceso. Me cuelga, suspiro hondo y me preparo para salir.

El polvo, las calles y la gente caminando entre la sorpresa, el miedo, la preocupación y una ansiedad que apenas comienza. Los rostros en las ventanas, pasmados, asombrados y temerosos. El miedo está presente. El temor de lo que viene. El polvo, las piedras, los heridos, los rasguños, la sangre seca en los codos, las rodillas vencidas y el peso de las decisiones. La crisis del tiempo.

El crepúsculo, las sombras y el regreso a casa. Quiero quedarme pero tengo que partir hacia Pachuca, Hidalgo. Mañana tengo audiencia en un juzgado para recuperar el Centro de Arte y Filosofía, la galería de arte que fundé en el 2010 (y que me fue arrebatada por una banda de delincuentes). Sin embargo, antes del terremoto estaba enojado con el sistema, mis adversarios jurídicos e incluso con los hechos que me trajeron a este juzgado. Estaba enojado por haber sido engañado, por haber sido tan confiado y, sobre todo, por mis decisiones sentimentales de antaño. Estaba enojado con el pasado. No obstante, después del temblor cambió todo.

            El terremoto cambió mi vida.

Las consecuencias del fenómeno me transformaron.

Miércoles, 20 de septiembre, 12:03 horas

Entro corriendo al juzgado, encuentro a mi abogada y levanto la mirada para descubrirla a la distancia, la madre de mis hijos (quien no me deja verlos) acompañada de una amiga. Ambas me miran, me observan burlonas y me saludan con sonrisas fingidas. Confirmo la hipocresía de ambas y me concentro en las instrucciones de mi abogada. Momentos después, me hacen pasar frente a la jueza para que mi exesposa responda sus preguntas y, explique a fondo, las causas, razones e ilegalidades de mi despojo. Contesta mentiras pero no importa, la jueza no pone en duda mi acreditación como propietario y sólo es tiempo de esperar que mi derecho sea reestablecido. Al terminar la audiencia, pensé que ahí había acabado todo, que un juzgado le había puesto un freno a la señora y que comenzaría a prepararse para aceptar lo inevitable. Eso pensé, empero, no fue así.

13:27 horas

Manejo rumbo a casa de un amigo de Real del Monte que me invita a tomar unas tachuelas (bebida tradicional del lugar), cuando un auto se me cierra en la carretera obligándome a detenerme en seco. Pienso que tiene una avería, que perdió el control y me bajo con la intención de ayudarlo; empero, detrás de mí también se ha detenido alguien queriendo ayudar. El polvo levantado es denso, yo me dirijo a mi cajuela para sacar una franela y el tercer hombre se adelanta y, sorpresivamente, cae de un golpe al suelo. Entonces el terror, veo que el primer tipo trae una llave de tuercas en la mano y, amedrentando al derribado, comienza a gritarle:

—¡Deja en paz la demanda, no vas a recuperar la galería y aléjate de Pachuca si no quieres quedar paralítico para la próxima vez! —y se retira dándole una patada más, se sube a su coche y arranca en su coche justo cuando el polvo termina por desvanecerse dejándome a la vista del hecho.

—¿Se encuentra bien? —le ayudo a levantarse, le pido disculpas que no me entiende y lo llevo al hospital de la Beneficencia Española. Le explico en el camino mientras hablamos a la grúa para que vaya por su coche, me agradece la sinceridad y, finalmente, dejo mi tarjeta de débito para que todos sus gastos sean pagados.

—La venganza no es buena —me dice antes de irme.

—Dígaselo a ella.

—Me refiero a ti. No vayas a caer en lo mismo.

—Jamás —le digo antes de salir—. Yo soy diferente.

17:56 horas

Regreso a la ciudad de México, atravieso insurgentes y me estaciono para recorrer el pasaje Roma-Condesa a pie. Tengo que hacer la nota, pero no puedo. Esto es más grande de lo que puedo escribir. Me supera en todos los sentidos. No puedo.

Frente a un edificio colapsado intento ayudar pero me piden no estorbar, me siento en el piso y me deprime mi inutilidad. Veo el rostro de todos y son hermosos. Todos levantando la vida, apoyando el esfuerzo y luchando por la existencia de otros.

Todos los rostros son hermosos.

Los líderes levantan el puño, todos quedamos quietos y, entre el silencio, me salen algunas lágrimas. Confirman que hay vida y prosigue el ruido de los picos, aspiro hondo e intento aguantar mi desahogo cuando alguien toca mi hombro. Es Licht.

—Hola, filósofo.

 

Continúa 73

Por: Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".






EL INDIO FILÓSOFO - Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".