Ser y Devenir 53

¿El bien y el mal son universales? Eso piensa Kant. ¿El bien y el mal son conceptos relativos? Eso piensan los antimetafísicos. Una acción tiene al menos dos perspectivas de juicio, de quien la comete y de quien sólo la atestigua. El primero siempre justificará, a través de explicaciones contextuales, su acto; el segundo juzgará desde su posición social en relación con el primero. El punto de vista del primero es, aunque éste mismo no lo quiera, individualista; el segundo constituye nuestro espíritu intuitivamente colectivista. No siempre juzgamos del mismo modo un acto, ello depende del papel que juguemos frente a la acción, pero cuando lo hacemos no dudamos, consciente o inconscientemente, de la universalidad del valor de nuestro juicio. Es decir, el bien y el mal son universales en un sentido relativo. ¿Y si no existe el mal y sólo es otra perspectiva del bien?

—Sólo hay un bien —me dice Sócrates.

—¿Cuál?

—El conocimiento.

—Pero…

—Y sólo hay un mal —continúa el maestro.

—¿Cuál es?

—La ignorancia.

—¿Y qué es el conocimiento?

—La ausencia de ignorancia.

—¿Y qué es la ignorancia? Y no me digas que es la ausencia de conocimiento.

—¿Ignorancia de qué?

Gritos, empujones y jalones. ¡No se quieran pasar de verga! Una señora le grita a los policías, uno de los vendedores de fruta la apoya y el carnicero secunda a ambos con enorme cuchillo en mano. ¡Ya estuvo, hijos de su pinche madre! Yo no puedo moverme, mi rostro al ras del suelo mantiene mi mirada en un sólo objetivo, llegar hasta Puerquito, quien permanece inmóvil, inerme e inerte. ¡Respete a la autoridad, señora! Un policía intenta esposarme pero los comerciantes se lo impiden mientras los arrinconan. ¡Dejen al niño! Otro policía desenfunda su arma y de inmediato recibe una cachetada de la vendedora de tamales, él quiere empujarla pero uno de los comerciantes lo amenaza con un brillante martillo color plata. ¡No se quieran pasar de verga! El tercer policía, quien me somete con su pie, recibe un golpe en la cabeza con el palo de una escoba. ¡Ya mejor lléguenle, culeros! Me libero y me pongo de pie corriendo hasta mi perro.

Se ilumina el teléfono a mitad del recuerdo. No contestes. Número desconocido. No contestes. ¿Mi editor? No contestes. ¿Mi abogada? No contestes. ¿Alguno de mis hijos? Contesto de inmediato.

—¿Hola? —pregunto y, luego de unos momentos de aliento, me cuelgan. Reviso el teléfono y tengo diecinueve llamadas perdidas. Siete llamadas de mi abogada, aún enfrento un proceso jurídico. Cinco llamadas de mi editor, se niega a publicar íntegramente mi último cuento. Cuatro llamadas de un centro cultural, me quieren de maestro. Y tres llamadas de números desconocidos. No quiero hablar con nadie.

Voy a la cocina y, sin encender la luz, me quedo en medio de ésta completamente ido. Aspiro hondo, agito mi cabeza y me mojo la cara en la tarja. Miro en el reflejo de la ventana mis ojos caídos, mi existencia abandonada y mi ser en el olvido. El recuerdo de Puerquito me ha dejado aún más deprimido.

Sus ojos estaban cerrados, su costilla hinchada y su cuello desvanecido. Lo cargué, le abrí el hocico y comencé a darle aliento; lo movía, agitándolo un poco, pero no reaccionaba; le tocaba suavemente la cabeza, le movía sus patas y acariciaba sus orejas. Nada, seguía sin reaccionar.

—¡A chingar a su madre! —exclamaba la gente a gritos detrás de los policías que salían huyendo del mercado.

—¿Estás bien? —me pregunta una muchacha con delantal.

—Está muerto —le digo y ella carga a Puerquito.

—Está muy herido. ¿Tú estás bien?

—¿No está muerto?

—Vamos a llevarlo a que lo curen.

 

Continúa 54

Por: Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".






EL INDIO FILÓSOFO - Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".