¿DE QUÉ SE TRATA? Mujer denuncia acoso en el Tuzobús; termina en galeras por “alterar el orden público”

Redacción

Este martes al mediodía, una joven de 19 años de edad fue víctima de acoso en la estación Central de Autobuses del Tuzobús, donde un estudiante de Medicina de la Universidad Siglo XXI, identificado plenamente por la víctima, utilizaba su celular para tomar fotografías de su trasero.

La mujer, quien valientemente se identificó como Jacqueline Sánchez Fernández, envió un correo electrónico a Effetá para denunciar los actos de los que fue víctima no solamente por parte de quien le tomó fotografías, sino también de las autoridades municipales.

Jacqueline narró que le reclamó al joven; sin embargo, él la ignoró y ella, ante la impotencia del acoso del que fue víctima, lo tomó por el brazo para exigirle una respuesta.

La mujer iba acompañada de su hermana, a quien le pidió llamar al elemento de seguridad de la estación; mientras tanto, ella enfrentó al sujeto, quien como respuesta, la jaloneó y empujó.

A la llegada del vigilante, el joven argumentó que Jacqueline lo había agredido. Al explicarle la situación, la joven pidió revisar el celular, pero el acosador, nervioso y agresivo, negó las acusaciones. Por supuesto, ya había borrado las evidencias.

El policía le dijo a Jacqueline que no podía pedir una patrulla porque el joven no tenía ninguna fotografía suya en su celular. Ella no se quedó de brazos cruzados y llamó al 066 para solicitar la presencia de policías municipales.

El sujeto, aún fuera de sus cabales, insultó a Jacqueline y pretendió escapar, pero el guardia medió el jaloneo que comenzaba hasta que llegó la patrulla. Jacqueline narró lo sucedido a un policía, momento en el que el joven argumentó que el agredido era él por el jalón de brazo. El elemento respondió, prepotente, “que con el nuevo sistema penal las cosas habían cambiado, que no se lo podía llevar, que no había fotos”.

Ella pidió que se llevaran al joven por hostigamiento sexual, pero el policía le contestó que se lo llevaría a petición suya, no por acoso ni hostigamiento “porque a él no le constaba”.

Aunque Jacqueline fue trasladada confiando en que rendiría su declaración para que el asunto no quedara impune, al llegar a la Secretaría de Seguridad Pública fue llevada al área de Barandilla y enseguida con la médico legista, a quien le relató lo sucedido.

Sin embargo, mientras se sometía a la revisión médica, ella escuchó que afuera el policía que la llevó dijo: “Es que la señorita no entiende, me la traje por necia, para que aprenda; son chavos y se sienten poderosos, por eso me la traje, para que se le quite, por alterar el orden público, que aprenda».

Al salir, Jacqueline fue llevada a tomarle fotografías y le solicitaron sus pertenencias antes de meterla a la barandilla, acusada de alterar el orden público, lo cual nunca le fue advertido. La mayor sorpresa fue verse al interior de la celda junto con su agresor, quien salió a los pocos minutos, al parecer porque pagó una multa.

Pero la pesadilla no terminó ahí para la joven, quien con la impotencia por lo que estaba pasando, tuvo que soportar al médico legista que comenzaba su turno en ese momento, quien le dijo: «Muñequita bonita, ¿qué haces aquí tan hermosa y alterando el orden?».

A escena entró el juez calificador, ante quien el médico le dijo que ya se había portado bien, “que soy hermosa, que así le gustan, como yo, con carácter, que esas son las buenas», narró Jacqueline.

La denunciante agregó en su detallada denuncia lo que el juez le dijo: «Oye, linda, ¿y si te invito a tomar un café para que no seas tan enojona?, o lo que quieras, yo te invito». Aunque ella se negó, el juez agregó: “¿O quieres ir a comer, un café?, lo que tú me digas». Jacqueline le respondió que no, que ella es casada y entonces, el sujeto le contestó: “Entonces ya no me meto, hermosa, ¿nada tontos, verdad?, se las agarran guapas y chiquitas».

Antes de dejarla salir de la barandilla, el juez calificador dio un par de “consejos”, le dijo que el alcoholímetro estaría instalado del 6 al 12 de diciembre, pero que si la ven a ella, la dejarán ir porque ya la conocen, que en esta ocasión no la había dejado ir porque no la conocía, pero que si volvía a verla, “la dejaría salir por la puerta principal”.

Cuando, tras una serie de comentarios burlones del médico y el juez, a Jacqueline le regresaron sus pertenencias, el juez calificador le dijo: “Pásame tu número, así te marco y ya cuando necesites algo nada más me marcas, ya sabes que no hay bronca”. Con la intención de saber su nombre, ella accedió, el hombre le dio el número y pidió ser identificado como «Luis, ponle Lic. Luis Sierra».

Jacqueline, contrariada por encontrarse aún más acoso del que fue víctima en primer lugar, pide la intervención de los medios de comunicación para dar seguimiento a su caso. Este miércoles, acudió a levantar su denuncia ante el Ministerio Público, con número de expediente 12-2016-12791, y ante la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo, con número  CNDH-V6-3097-16.