En todo el mundo la patanería política ha sustituido a la inteligencia política, al grado que hoy los líderes de la esfera pública suelen ser infumables, déspotas e irascibles en magnitudes asquerosas, sin que puedan advertir que están para servir a los ciudadanos.
Pero, ¿por qué se perdió la inteligencia política? La repuesta es prácticamente lineal: la ideología que revestía conciencia y conocimiento sobre la esfera pública y que hizo que la organización ciudadana lograra infinidad de conquistas sociales, muchas de ellas a sangre y fuego ante los crímenes y atropellos de Estado, se diluyó en el mundo de los mercaderes de la política y ante el conformismo ciudadano que hoy se refleja en líderes ignorantes, patanes y superfluos que no requieren inteligencia política para gobernar, sino todo lo contrario, requieren pendejería política o inconciencia social.
El vacío político en la representatividad democrática se debe al vacío político de la ciudadanía, es decir, los pendejos que hoy gobiernan se validan a través de la estupidez ciudadana, puesto que el pueblo carece de organización para influir en la toma de decisiones públicas; he ahí las causales de un marasmo que se construyó desde la erosión ideológica y de la inconciencia social, hasta llegar a la indolencia y el conformismo.
¿Cómo contrarrestar los tiempos del cólera político? Esto no es nada sencillo porque la política no responde a cronologías sino a procesos sociales que se construyen desde un rol político que marca una toma de conciencia social, es decir, ¿qué es el poder de lo público?, ¿para qué debe servir?, ¿qué papel juegan los ciudadanos en la construcción del poder?, ¿cómo se controla a los representantes públicos?, ¿qué es la soberanía y el Estado de los hombres de carne y hueso?
Somos pendejos porque así lo queremos. Mientras los ciudadanos no se organicen para deliberar el rumbo del país, qué se tiene, qué se quiere y hacia dónde se quiere ir, la patanería política sustituirá a la inteligencia política y sus esbirros del poder seguirán abusando y cagándose en el pueblo.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.