El Grupo Universidad se desmorona ante las dudas de mal manejo de más de 150 millones de dólares anunciado por la Secretaría de Hacienda, donde podría hablarse, de acuerdo con lo dicho por Inteligencia Financiera, de lavado de dinero y desvíos, con todo lo que esto significa para el grupo que por casi 40 años ha sido amo y señor de la UAEH a través de su jefe, Gerardo Sosa Castelán.
GERARDO SOSA, SIN EL APOYO DE AMLO
Podría ser que Gerardo Sosa se salve de esta acusación de Hacienda, pero queda claro que ya no será lo mismo, pues todos fueron y son testigos de que no cuenta con el respaldo del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien dijo el pasado 12 de marzo que las universidades públicas no pueden ser islas dominadas por caciques, con manejos arbitrarios del dinero que en muchos casos logran con gestorías exitosas pero sin una transparencia real del gasto. Para eso propuso que se cree un mecanismo de auditoría sin lesionar la autonomía de las universidades.
El retrato hablado es el de la UAEH, con un cacicazgo de más de 40 años y un uso discrecional del dinero. AMLO ha mostrado su lejanía con el Grupo de Sosa al condenar públicamente sus prácticas y con los portazos que se han llevado en sus búsquedas de acercamiento, como en Tula donde, en lenguaje coloquial, ni los peló.
Lejos del presidente, existen dos caminos: que desaparezca este cacicazgo con todas las consecuencias legales sobre las irregularidades cometidas, o que permanezca pero con otras reglas que empezarían con una rendición real de información del uso del dinero y casi seguramente con la remoción de Gerardo Sosa del Patronato.
¿Y LOS DIPUTADOS DE GERARDO SOSA?
Llama la atención la conducta de los diputados de Gerardo Sosa, que abiertamente retan al presidente de la República en lo que fija como reglas de conducta, sobre todo de su partido, porque los morenos, o dizque morenos de Hidalgo, actúan sin tomar en cuenta al jefe de la nación, de tal manera que, mientras AMLO dice a los legisladores de Morena: “nada de condicionar el apoyo al presupuesto en un estado a cambio de que se haga una bolsa para que ellos distribuyan los recursos, pues eso no le corresponde al Poder Legislativo, eso tiene que ver con el Poder Ejecutivo”, en la entidad se permitieron disponer de 750 millones de pesos para obras y acciones que ellos deciden pero que debe pagar el Estado, con tal necedad que si no se tiene el dinero para sus obras, amenazan con cortarle dinero a otros programas, porque sus 750 millones nadie los toca. ¿Así o más necios?
Por otro lado, la universidad, lejos de buscar caminos de revisión auténticos del manejo del dinero, ha hecho todo lo que está a su alcance para salvar al patrón, llegando a tal servilismo que le abren la puerta del Congreso para denunciar lo que ha venido haciendo desde que se intentó revisar cómo y en qué se gastan los millones.
SE DIVIDEN LOS LEGISLADORES DE MORENA
Lo que se sabe es que ya no todos los diputados morenos están dispuestos a seguir siendo títeres de Gerardo Sosa y que están divididos, porque a varios de ellos ya les cansó el abuso que se tiene en el Congreso y están dispuestos a volar solos.
Tatiana Ángeles, diputada por Actopan y quizá la más obradorista de todos, con una lealtad histórica a AMLO, dijo en la conferencia de Ricardo Baptista que la guerra entre Gerardo Sosa y el gobierno del estado la deben resolver ellos y que el Congreso, como un poder más, debe trabajar al margen. Además, aseguró que no permitirán que el Congreso se paralice por esta situación, y remató al decir, contundente: “Es una guerra que no nos corresponde y que no la pueden traer aquí”.
No necesita interpretación lo que dijo Tatiana, que desmarca al Congreso de este escenario, al contrario de los sosistas (que no obradoristas) que sí quieren llevar la pelea al Congreso. Entre los diputados que se nota que no quieren el uniforme de garzas -dicen los que están al tanto de estos hechos- se debe mencionar a Víctor Osmind Guerrero (Zimapán), Lisset Marcelino Tovar (Mixquiahuala), Armando Quintanar (Huichapan), Lucero Ambrocio (Ixmiquilpan), Doralicia Martínez (Huejutla), Susana Ángeles (Tizayuca), Rosalba Calva (Zacualtipán) y Tatiana Ángeles.
Todos ellos tienen sangre real de Morena, porque nacieron de ese partido antes que la garza metiera sus alas. Al parecer, estos diputados ya no soportan los abusos del Grupo Universidad y de Gerardo Sosa, y tarde o temprano -si no es que ya lo hicieron- pintarán su raya para rescatar a su partido del secuestro que vive. Y ya se sabe que reino que se divide, perecerá. Entre los diputados morenos todo indica que están divididos, así que el fin del reino está cerca.
Por: Adalberto Peralta Sánchez
Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.