REBEL-ARTE: la rebelión sin pies ni cabeza

El movimiento estudiantil REBEL-ARTE debe entender, de una vez por todas, que lo que tiene en sus manos no es una reforma universitaria, sino la refundación histórica de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo… ojalá que los estudiantes lo entiendan.

El extravío del movimiento estudiantil REBEL-ARTE, en una crisis inédita del Grupo Universidad, atiende a la incapacidad de aprendizaje y lectura política del contexto histórico de la UAEH y su poder porril, así como la nula comprensión de la naturaleza de la gobernanza y operación política de la “Sosa Nostra” a través de la Ley Orgánica y los contubernios que mantuvo con diversas administraciones gubernamentales de Hidalgo.

Estos dos vectores marcan la involución y oscurantismo por el que atraviesa el movimiento estudiantil, cuyos líderes han sido rebasados por la magnitud de la realidad social en Hidalgo y en todo el país, pues lo que está en juego no es una reforma universitaria, sino la refundación de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo mediante una asamblea constituyente que derogue la Ley Orgánica y cree una nueva ingeniería constitucional universitaria que empodere una nueva era estudiantil.

Es evidente que REBEL-ARTE no entiende su papel histórico y pone en peligro la perdurabilidad del movimiento disidente para crear una nueva estructura universitaria en la gobernanza institucional, cuestión palpable que ha hecho que el rector Octavio Castillo Acosta, la defensora universitaria Elsa Ángeles y el poder tras bambalinas estén empujando la “negociación” sin la mediación del gobernador Julio Menchaca Salazar, lo que desarticula el poder político del Estado y reduce el conflicto a su mínima expresión de “reforma universitaria”.

Es incomprensible que REBEL-ARTE plantee un diálogo de “negociación” con las autoridades de la UAEH, cuando en sus pronunciamientos ha desconocido al Grupo Universidad y a la “Sosa Nostra”, lo cual se convierte en un despropósito que denota la impericia, miopía y carencia de visión política percibida en estas últimas semanas de paro estudiantil en un claro proceso de involución y desgaste del movimiento que tiene en sus manos el cambio de la historia universitaria.

Las cortinas de humo y simulación se incrementan desde el Grupo Universidad, cuyas estrategias intentan mimetizarse desde los cuadros burocráticos de la UAEH, donde el rector intenta darle carpetazo a la actuación del gobierno de Hidalgo, mientras que Elsa Ángeles Vera clama por la renovación del Consejo Estudiantil -como si esto fuese el punto de inflexión del conflicto- y su brazo de violencia legislativa en el Congreso señala que “no existe ninguna relación entre el Grupo Universidad y el procesado diputado del PT, Edgar Hernández Dañu”, actos cuya sincronía política implica la operación de estrategias de desgaste frente a la impericia de REBEL-ARTE, que debe entender, de una vez por todas, que el movimiento ha dejado sus pañales para pasar a su madurez.

El desafío colectivo de REBEL-ARTE no estriba en haber hecho temblar al Grupo Universidad, porque temblores y sacudidas ha tenido por doquier, sino en la plena comprensión de que la universidad es un patrimonio social, por lo que su defensa es la defensa de la dignidad de la sociedad hidalguense, lo que exige claridad de visión política, estrategia, control colectivo de la institucionalidad y gobernanza universitaria y compromiso social.


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