Ya se terminaron eso que se llamaron precampañas e intercampañas y el tres de abril se inician las campañas formales en que los tres candidatos, sobre todo Julio de Morena y Carolina del PRI, más los partidos sumados en cada candidatura, buscarán en 60 días -del tres de abril al uno de junio-, convencer a los ciudadanos de que son lo mejor para Hidalgo como gobernadores.
Son tan importantes las campañas, como espacio de contacto con la ciudadanía, de tiempo para decirle a la gente qué harán con el poder si ganan y para acuerdos con grupos de poder, que de estas campañas dependerá que ganen o que pierdan.
Por lo mismo, diseñar las campañas -en cuanto a lo que se dirá y los compromisos que se hagan-, es asunto importante.
Todo se inicia desde el lugar donde empiece la campaña y donde cierre, porque los lugares elegidos, sin duda alguna, llevan un mensaje.
Después los temas que los candidatos lleven como propuesta o agenda de discurso.
Pueden ser de dos maneras de campañas: una, en que se privilegie el ataque, la denuncia y los cuestionamientos en contra del abanderado de enfrente, sin excluir una presencia fuerte en medios de comunicación, sobre todo en las redes sociales, en que se pretenda exhibir al de enfrente como corrupto con supuestos actos de corrupción y abusos en cargos públicos.
Para eso, desde ya se escarba en el basurero todo lo negro que pudiera tener el rival para exhibirlo como lo peor de la política.
Igualmente se buscará mostrar que como gobierno ha sido un fracaso y se enumerarán todas las promesas no cumplidas y con luces de bengala se gritarán todas las decisiones que se han hecho y que han lastimado a hombres, mujeres y niños.
Esto es lo que pudiera decir algún aspirante a la gubernatura, en una campaña en que desde la tribuna se lance contra el otro competidor.
Puede ser, con el inconveniente de que todos tienen su historia en que no se pueden ignorar las páginas negras.
Otra cosa será la guerra sucia en que se arman brazos, muchas veces anónimos, para ofender, acusar, y golpear, con la cobardía de tira la piedra y esconde la mano.
El otro estilo de campaña es el que privilegia la propuesta, el hablar de caminos para poder avanzar por la senda del progreso, de la seguridad, del trabajo y de la unidad social, en que todos tenemos responsabilidades porque este estado es nuestra casa.
No sabemos cómo serán las campañas, aunque tenemos cierta idea por la forma como se han dado las precampañas e intercampañas, pero, lo que sí parece un hecho es que mucha gente no quiere campañas de lodo, porque la pandemia tiene cansada a las familias, muchas de ellas con el dolor de familiares que se han marchado y que lo que se quiere son voces que fortalezcan días con luz, respuestas a la angustia de un tiempo terrible y respuestas y sendas que sumen a todos para salir de esta larguísima noche.
Cada candidato decidirá y si lo hace bien será el camino de la victoria, pero, si se equivoca, al final saldrá con la derrota.
Cada quien decidirá por donde camina y cosechará lo que siembre.
Por: Adalberto Peralta Sánchez
Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.