De pronto, en cuestión de días, la violencia -con factura a quienes ejercen el poder-, se hizo presente en el estado en varios hechos que tienen un común denominador: «aparecen con intensidad fuera de lo normal en tiempos electorales», lo que quiere decir que lo más seguro es que no se frene porque ahora sigue la sucesión de la gubernatura.
Y todo este escenario lleva fácilmente a esa regla no escrita para leer los hechos de «piensa mal y acertarás», a que la violencia que apareció, así de repente, no es una cuna que se mece sola y que tiene varias manitas en esta tarea, no como expresión real de grupos delincuenciales, que los debe haber, sino como parte de una estrategia de política, que busca hacer su tarea sobre todo ahora que estamos ya en días de la sucesión en la gubernatura.
Porque no es lógico que Hidalgo hasta hace unos meses considerado como una entidad pacífica, ubicado en el sexto lugar por el índice de paz -pese a estar rodeado de entidades donde la violencia es notoria como el Estado de México, Guanajuato, Puebla y la misma Ciudad de México y con logros importantes que le reconocen los organismos que miden la violencia en el país-, de la noche a la mañana, nos presenten acciones que se ve tienen padre, madre y hasta padrino, dejando la impresión de que el estado se incendia y que la violencia está casi en la puerta de la casa.
De pronto queda la impresión de que suceden hechos violentos planeados y hasta con agenda: se cerraron carreteras, aparecieron manifestaciones con la exigencia general de obras, provocaciones que buscaban no soluciones sino respuesta policiaca para después irse a la cosecha con acusaciones de represión y la exhibición clásica de la víctima en desfiles, con más grilla que lágrimas y ni se diga la aparición de vehículos blindados y con armas largas.
Lo mejor de todo, es que los nombres de los mecedores de esta cuna son bien conocidos, así como su estilo de actuar y sus aspiraciones; esto los muestra en sus intenciones y el probable fondo y causa que los lleva a este modo de actuar y los grupos o partidos políticos que mueven los hilos de esta lamentable función de títeres y titiriteros.
No es casual, porque en política no hay casualidades, que alcaldes de un color partidista, y de sobra conocidos como grillos, financien las manifestaciones- provocaciones y después encuentren eco en personajes famosos por abusivos e irresponsables cuando tienen un cargo de elección popular, que se rasgan las vestiduras como es su estilo para exigir justicia siempre cobijándose en eso que quieren hacer aparece como «el pueblo».
Lo preocupante para el PRI es la sospecha de que posiblemente estén metidas manos tricolores que buscan el poder por los caminos que sean.
LA ESTRATEGIA ES GOLPEAR AL GOBERNADOR
No se descubre nada nuevo si se dice que todo este andamiaje de grillas, provocaciones, rasgadero de túnicas, con ceniza en su cabeza, tiene una sola intención siempre orientada hacia la sucesión de gobernador: golpear y demeritar la imagen del gobernador QUE ES, SIN DUDA, EL AS EN EL PARTIDO TRICOLOR PARA LA ELECCIÓN DEL PRIMER DOMINGO DE JUNIO DEL AÑO QUE VIENE.
Los morenos o los que mandan en este partido, que ni de ese partido son, tienen muy claro que para la elección de gobernador, la figura de Fayad contará, y mucho, hasta el grado de que ya se les volvió una obsesión su figura y buscan piedras de donde sea para golpear.
Y todavía faltan los diputados que van a entrar, donde es obvio que a FRANCISCO XAVIER y otros los mandan a hacer su parte que es morder.
Con un inconveniente para sus planes: que habrá voces del otro lado que son espada filosa que los pueden dejar sin dientes como JULIO VALERA Y ERIKA RODRÍGUEZ.
Son tiempos de lucha por la gubernatura y los rivales del PRI ya enseñaron sus garras.
Días difíciles en que el lodo volará por todos lados.
Con la sospecha de que la candidatura tricolor se la quiere agandallar alguien que también quiere débil al gobernador y, por ello, apadrina muchas de estas acciones de violencia hasta importada y ni se diga la división del ejército del Colosio.
Es lo que se ve y se dice.
Por: Adalberto Peralta Sánchez
Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.