El marcado malestar de la ciudadanía en América Latina sobre la política y los políticos no solo ha creado el consabido distanciamiento del gobierno, sino también un enfrentamiento público en diferentes países, donde los ciudadanos han tomado las calles creando estallidos sociales que denotan la ilegitimidad del poder del Estado.
¿Por qué hay descontento hacia la ilegalidad del gobierno? Porque el gobierno en manos de una clase política viola el espíritu de armonización de las oportunidades de los ciudadanos, como el acceso al empleo de calidad, el combate efectivo a la pobreza y la desigualdad, una salud pública precaria y excluyente, al igual que la educación y, por ende, el incumplimiento de la legalidad que debe hacerse valer para asegurar el proyecto social del Estado.
Más allá se encuentra el hecho de que el gobierno escinde de la redistribución de la riqueza a los que menos tienen, por lo que la cadena infinita de desigualdad y pobreza no puede romperse, porque los modelos de desarrollo no resultan incluyentes y el dilema estriba en cómo la creación de riqueza se traduce en redistribución de la misma.
De sobra sabemos que, en el orden sistémico en el que nos desarrollamos, la concentración de la riqueza a través del control de la propiedad privada en disposición de producción no es evitable; pero la hacienda pública puede y debe constituir un elemento imprescindible para crear condiciones de redistribución de la riqueza, no castigando impositivamente al consumo, sino creando impuestos lógicos de redistribución de riqueza en relación al capital.
Por ende, la discusión de fondo en América Latina es que el Estado no ha servido para garantizar la dignidad humana que se traduce en ciudadanos sin pobreza, con educación de calidad y para todos en gratuidad, un sistema de salud abierto y científicamente activo que ampare a cualquier ciudadano, tenga o no imposiciones fiscales, el equilibrio de la seguridad incluyente, la generación de oportunidades de empleo y trabajo digno; en fin, un Estado y gobierno que trascienda hacia la igualdad de oportunidades sociales en el marco de la dignidad humana.
De persistir el enfoque de desigualdad y arbitrariedad política, la conciencia política del Estado habrá constituido, como hoy lo es, un mito.
Consultoría política y lectura de Tarot: [email protected].
Suscríbete a mi canal de YouTube “Ciudadanía de Kristal”.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.