¿Punto para las mujeres?

Tal vez todavía no sea tarde para hacer algo. Tal vez todavía haya un retorno paravolver a humanizarnos un poco, a creer en el otro, a dejar de aniquilarnos. Todos los días en este país hay mujeres que mueren, que son acosadas, ofendidas, vendidas, abandonadas en una bolsa al borde de un río que no tiene nombre. 

Vivimos en un mundo que está enojado con las mujeres, ¿por qué? Porque se puede.

La cuestión no es teórica ni va de emprender una lucha interminable sobre el feminismo o la inclusión; va de entender la realidad, de mirar con ojo crítico lo que está pasando afuera que, curiosamente, se ha gestado adentro, allí, en nuestras casas, en la intimidad de nuestras vidas, desde donde aprendimos que se puede maltratar o someter a una mujer por el hecho de serlo.Pero las cosas están cambiando, tal vez porque ahora sabemos que hay mujeres que están muriendo o desapareciendo y de pronto nos asusta.

«No estás sola», dicen los comerciantes; las autoridades callan.

Frente a esto, una reciente iniciativa llamada “Red punto naranja” ha surgido entre algunos comerciantes de diversos negocios ubicados en el centro de Pachuca para ayudar a mujeres que se sientan en peligro a llegar sanas y salvas a sus casas. La idea no es propia, pues replica los modelos de participación de otras ciudades del país, especialmente de la Ciudad de México, peroresulta conveniente en un sitio en el que la seguridad de las mujeres no es una prioridad.

“No estás sola” dicen algunos de los carteles colgados en la red, y no, pero justamente ese se ha convertido en el mayor de los peligros, mismos que estos negocios desean palear brindando a las mujeres auxilio si se llegan a encontrar en una situación de riesgo

Esperamos que esta iniciativa pueda incidir en la vida de alguna de las mujeres que en estas calles ha aprendido ya, desde una corta edad, a caminar entre la oscuridad y sus peligros; pero también esperamos que poco a poco podamos llegar a la raíz de este problema que, como hemos dicho, no está en las calles, sino en lo más escondido de las paredes de nuestros cuartos.


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