En los últimos meses ya son muchos los actos ilícitos cometidos por extranjeros en la capital del estado, lo que empieza a ser un fenómeno cada vez más común, por la cantidad de personas provenientes de El Salvador, Cuba, Nicaragua, Honduras y Venezuela, que han encontrado en Pachuca, una posibilidad de establecerse y hacer huesos viejos en la bella airosa.
Esta situación genera cada vez más incertidumbre entre la ciudadanía, porque al sur de la ciudad hay población flotante proveniente de la CDMX, Estado de México y, evidentemente, nativos de la capital, pero además ha incrementado de manera considerable la presencia de personas extranjeras.
Y es que las condiciones han cambiado en el problema migratorio, porque hace algunos años el territorio mexicano era un lugar de paso para las personas de Sudamérica y Centroamérica que tenían la intención de cumplir el sueño americano y llegar a los Estados Unidos.
Con la presencia cada vez mayor de migrantes, los problemas incrementan. Y es que no se puede generalizar, hay extranjeros que vienen con la intención de empezar una nueva vida y hacer las cosas bien. Pero también es cierto que un número importante de personas de otros países no encuentran la oportunidad de buscar la manera de subsistir y ante la imposibilidad de encontrar un trabajo formal, deciden caminar los pasos de la delincuencia.
Hace apenas unos días, la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo dio a conocer que vincularon a proceso a tres venezolanos investigados por asalto agravado, robo, e incluso por narcomenudeo y que estos detenidos podrían estar relacionados con el asalto a un jugador del Club de Futbol Pachuca, Gustavo Cabral Cáceres, a quien le robaron un reloj lujoso. Finalmente, eso no fue problema, ya que el dueño del Club, Jesús Martínez, le repuso la prenda de alta gama. Los imputados fueron detenidos el 11 de junio en la Zona Plateada.
Estos delincuentes fueron capturados cuando después de haber ingresado a un consultorio médico en el centro de Pachuca, y con armas de fuego amagaron a las víctimas para despojarlas de sus pertenencias. A partir de ahí se dio inicio a la persecución de los malhechores hasta darles alcance.
Hasta ahí parecía un acto casi heroico de los cuerpos policiales, tanto de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, así como de la Policía Municipal de Pachuca. Después de ponerlos a disposición de las autoridades correspondientes, se sabe que estos delincuentes se dedican al robo de accesorios de alta gama para venderlos en la frontera del norte, para después llevarlos hasta Estados Unidos.
Pero es evidente que el pasado miércoles agentes de la Policía Investigadora, así como personal de la Procuraduría de Justicia, acudieron a las instalaciones de la Universidad del Futbol a cumplir diligencias que faltaban en la integración de la carpeta de investigación, como firmas, papeles, estudios psicológicos, etc.
Si bien es cierto que el procurador Francisco Fernández Hasbun ha buscado hacer un trabajo aceptable, lo cierto es que no puede permitir tratos preferenciales sólo por tratarse de un jugador de futbol profesional. Este tipo de privilegios es lo que la ciudadanía critica y señala, porque la resolución de los problemas legales de la gran mayoría de la gente se resuelve en la agencia del ministerio público y en los juzgados, sólo unos cuantos tienen el gran privilegio de ser atendidos en un espacio particular.
Tanto las corporaciones policiales como las instituciones de procuración de justicia están obligadas a darle seguimiento a las carpetas de investigación, con independencia de quién sea la víctima o quién sea el señalado. Y es que este tipo de acciones generan dudas, porque policías estatales o municipales si pudieron detener de inmediato a los agresores de un futbolista, también pudieron detener al inquilino de la Casa Rule, Sergio Baños, quien fue señalado por presuntamente violentar a una mujer, pero algo pasó que sigue gozando de impunidad y nadie sabe a dónde quedó la carpeta de investigación. ¿Somos o no somos?