Carolina Viggiano Austria renunció a su cargo como secretaria Jurídica y de Transparencia en el CEN del PRI porque los tiempos complejos exigen reflexión y cambios al interior del partido en el que ha militado toda su vida –y otros se niegan a renunciar porque dicen que “´’ora sí” van a trabajar-.
Viggiano Austria también terminó su periodo como diputada federal por el distrito de Huejutla, entregando resultados de gestiones y obras que no generaron la aclamación esperada para catapultarla como candidata a gobernadora, y otros opinan que su voracidad por acaparar cargos no le favoreció al concursar por la senaduría.
Se podría decir que Carolina Viggiano y los hermanos Rojo García de Alba pierden fuerza en la carrera a la gubernatura, que aún se ve lejana, pero podrían jugar dentro de alianzas políticas para impulsar a algunos personajes, hay quienes se atreven a decir que la gente cercana a ellos se vieron más cercanos a candidatos de Morena.
Esto no es ninguna sorpresa o novedad, pues es bien sabido que existe un total descontrol por parte de la dirigencia del CDE del PRI Hidalgo, integrada por Leoncio Pineda Godos y Erika Rodríguez Hernández, quienes pasan tanto tiempo en oficinas que podría cambiar el nombre por Call Center Estatal.
Carolina Viggiano se brincó cualquier disciplina desde que arrancaron campañas regalando declaraciones –casualmente- al medio vinculado con el Grupo Universidad, y ahora Roberto Núñez Vizzuett impugnó la distribución de curules plurinominales en el Congreso Local luego de publicar textos donde reclamaba que el PRI solamente “lo había utilizado de suplente” para otorgarle una candidatura como propietario cuando los tiempos eran más difíciles y llenos de traición.
Lo anterior refrenda el dicho de que existe un descontrol total en las filas priistas hidalguenses, pero Morena no es la excepción, pues existe entre ellos una rivalidad y pelea por la gubernatura en la que hay tres grupos: Gerardo Sosa, Canek Vázquez y Julio Menchaca.
Comienzan los pleitos en el partido guinda cuando la caballada está todavía muy flaca; legisladores federales y locales parecen tener como única aptitud sus dotes de “porristas” con traje, sobresaliendo solamente dos nombres pertenecientes al Grupo Universidad: Lidia García y Humberto Veras, quienes ya comienzan a tener fricciones con sus compañeros federales y locales, respectivamente.