Carlos Barra Moulain
La noticia es mundial, el patán de la política está, nuevamente, en la Casa Blanca.
Mientras en Hidalgo el flujo de capitales chinos que no miran hacia Estados Unidos y que se encuentran creando un emporio en el sector servicios, mientras las fuentes de empleo avizoran un mejor porvenir, en Estado Unidos el nuevo ascenso de Donald Trump al gobierno norteamericano ya presupone un desencuentro con las inversiones de China en Estados Unidos.
Como radiografía de la sociología política en Estados Unidos, la serie televisiva “House of Cards” develó a título de ficción lo que todos sabíamos: la política norteamericana es el juego eterno entre el conservadurismo y el autoritarismo político, sin escrúpulos ni ética pública o privada. En este trazo, la primera reacción que experimentó México frente al triunfo de Trump fue una depreciación del peso frente al dólar, pero la presidenta Claudia Sheinbaum salió al quite tranquilizando las arenas financieras, nuevamente, con el anuncio de que se aproxima una relación fructífera con el vecino país del norte.
No obstante, cabe recordar que la visita del embajador norteamericano, Ken Salazar, a Hidalgo, no fue sólo de cortesía. Se trazaron intercambios de visión política con el gobernador Julio Menchaca en aspectos de seguridad, pero también hubo visoria para posibles inversiones norteamericanas en la entidad por su logística y situación privilegiada a nivel geográfico en el centro del país. La llegada de la empresa Mercado Libre a Hidalgo es, en todo momento, un cálculo de reorientación en la distribución de mercancías, muchas de ellas provenientes de Estados Unidos.
No vale la pena decirle a Trump que el socio comercial más importante en el planeta que tiene Estados Unidos es México. No se trata de una relación comercial por proximidad geográfica, sino de una economía vigorosa como la mexicana que se inserta vertiginosamente en la producción de maquila y agrícola con el peso sustantivo de las exportaciones petroleras y el turismo dentro de las cuentas nacionales.
La victoria electoral de Donald Trump era previsible frente al fracaso de la política interna y externa de Biden, quien, con gran torpeza, no se atrevió a dejar la carrera presidencial a tiempo, lo que debilitó a Kamala Harris y extirpó la esperanza demócrata de la continuidad en la Casa Blanca. Empero, el trazo sustantivo de análisis político estriba en que Claudia Sheinbaum tiene un liderazgo político mesurado y firme, por lo que no habrá de engancharse en declaraciones absurdas o bravatas de escritorio con Trump; esto quedó claro en su intervención en la Cumbre CEO donde no sólo dio certidumbre a las inversiones extranjeras, sino que dejó claro que la reforma al Poder Judicial se llevaría a cabo, tal como sucedió.
La marcada habilidad de negociación y vinculación política del gobernador Julio Menchaca en plena cercanía con el gobierno de Sheinbaum Pardo ha presentado un acomodo de la inversión nacional e internacional en Hidalgo. En este trazo de certidumbre gubernamental, la gestión del gobierno de Menchaca Salazar juega un papel determinante en una nueva ventana de oportunidades más allá del presupuesto público, cuestión que abre un esquema de Clúster de negocios para Hidalgo.
Sin desparpajo alguno, las fuerzas políticas del antiguo régimen celebraron con mano ajena el triunfo de Donald Trump, a la espera de que la relación con el gobierno de Sheinbaum Pardo se venga abajo y ello incida en el ánimo social. Empero, algo está claro, Trump no sabe que Claudia Sheinbaum ya le ha tomado la medida, mucho antes, de su triunfo electoral.
Por favor, no le digan a Trump.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.