El deterioro de la calidad de vida, la pobreza, la desigualdad social y el precario acceso a las oportunidades gubernamentales, se elevan como el déficit que la clase política le ha propinado a la ciudadanía, que en torno a los programas sociales, becas y redistribución de la riqueza como el aumento al salario mínimo, constituyen las banderas que serán apuntaladas por las reformas que emprenderá Claudia Sheinbaum.
Las Rutas de la Transformación iniciadas por el gobernador Julio Menchaca develaron el “hallazgo” de que las cifras oficiales en Hidalgo se estrechan en torno a la dramática situación de pobreza y desigualdad que vive la ciudadanía y que en el activismo gubernamental espera que los programas sociales y las medidas de reorientación administrativa del estado les brinde la esperanza social que impulsó el ascenso de Morena en Hidalgo.
La erosión social que prima en Hidalgo es uno de los elementos y argumentos que explican la caída del bastión priista, pero también es el escenario que perfiló la confrontación entre políticos y ciudadanos que ha tenido que resarcir el gobierno de alternancia de Julio Menchaca, el cual ha tendido un puente gubernamental con AMLO y Claudia Sheinbaum, que se ha trazado en el acuerdo de consolidación de la izquierda en la nación.
El acuerdo de la izquierda del que deviene el Plan Claudia para consolidar la secuencia del 2º Piso de la transformación opera en Hidalgo en dos vectores: redistribución de la riqueza y oportunidades sociales a través de las Rutas de la Transformación y, en un segundo anclaje, en la operación de control político que legitime el poder del aparato de Estado.
En este trazo, Julio Menchaca va a contracorriente por la erosión de la credibilidad y legitimidad que el antiguo régimen minó en la confrontación de su clase política contra la ciudadanía. Pero también, de manera aguda, porque la hibridación en las estructuras de gobierno en Hidalgo con personeros del antiguo régimen y personeros morenistas con impericia y manejo de intereses personales, obstruyen el trazo pleno de las Rutas de la Transformación que permitan dignificar a las y los hidalguenses.
El fenómeno creciente de la hibridación política en el gobierno de Julio Menchaca -que recibió la migración de personeros de la oposición después del 2 de junio- inclusive ha generado incertidumbre con rasgos como el cónclave de amnistía política que protagonizó Marco Rico, líder del partido guinda de Hidalgo, permitiendo y avalando el arribo del GPI de Omar Fayad a la bancada de diputados de Morena en el Congreso local, son síntomas de infiltración que generan a ojos de propios y extraños un despropósito en la estructura gubernamental del gobernador de la alternancia política.
No han sido curadas las heridas infringidas al tejido social durante nueve décadas por el antiguo régimen en Hidalgo. En este escenario, la confrontación político-ciudadana requiere la depuración gubernamental de las estructuras y staff de políticos emanados del antiguo régimen, que tendrán que probar lealtad, disciplina y compromiso de trabajo público, acompañado de una dosis de ética pública que limpie la imagen que llevan a cuestas.
Si la gestión del gobernador Julio Menchaca otorga amnistía política a los personeros de la vieja guardia y grupos de poder, tendrá que garantizar que esta hibridación asimilará el compromiso hacia el proyecto de las Rutas de la Transformación y sanar las heridas sociales que subsisten en la presencia del antiguo régimen en la ciudadanía de Hidalgo.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
