A diferencia del primera y el segunda base, cuya designación estaba decantada, la votación para elegir el mejor short stop fue reñida.
El pelotero más antiguo era el norteamericano Roberto Dandridge, quien jugó ocho temporadas con el Águila y el México, de 1940 a 1948. El apodado Mamerto promedió un grueso .347, con 34 jonrones y 427 carreras producidas.
El siguiente paracorto fue Jorge Fitch, quien durante 16 temporadas, en cuatro equipos, promedió .272, con 49 jonrones y 567 carreras producidas. Su mejor época fue con los Pericos de Puebla. Lo recordamos como mánager campeón de los Tecolotes de Nuevo Laredo, derrotando a los Diablos. Los otros tres candidatos fueron contemporáneos, por lo que las comparaciones son muy difíciles.
El triunfador fue José Luis Sandoval, quien jugó 23 campañas en la Liga Mexicana, 22 de las cuales fueron con los Diablos Rojos. Es el short stop con más dobles matanzas de la historia, con mil 731, y un bat de respeto que terminó como el máximo productor del equipo, con mil 281. Efectuó 250 jonrones. Era capaz de hacer la jugada más difícil, para luego pecar en la más fácil por exceso de confianza; tal vez por ello nunca llegó a las Grandes Ligas. No era de extrañar que, siendo un ídolo del equipo, se le diera la oportunidad como mánager; pero, en uno de los episodios más tristes del Fray Nano,la gente que lo ovacionaba como pelotero pidió su salida.
Otro de los candidatos era Alfonso el Houston Jiménez, quien, curiosamente, personificó el cambio de los Saraperos con los Diablos por el Borrego. De características muy diferentes, velocidad sobre poder, el capitalino logró algo que nunca consiguió el mochiteco: llegar a Grandes Ligas durante cuatro temporadas y luego tener éxito como estratega.
Javier Robles era menos espectacular que el Borrego, pero terminó con .305 de bateo en 21 temporadas, con 257 jonrones, siendo campeón de bateo en una temporada, algo muy difícil para un parador en corto.
Recordamos a otros short stops inolvidables, como Fernando Remes, el Pulpo, que durante 14 temporadas jugó para los Tigres, o Francisco Chico Rodríguez, que lo hizo durante 20 campañas. Y qué decir de Mario Mendoza: pese a la nulidad de su bateo, se mantuvo en Grandes Ligas por sus manos de seda.
En fin, la elección del Borrego resulta bastante polémica y, en lo personal no estamos de acuerdo.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.