Los directores de orquesta ya habían sido protagonistas de películas de la Muestra, como Ensayo de orquesta, de Federico Fellini, o Director de orquesta, de Andrej Wajda, pero ninguna había llegado a los extremos de Tar, de Todd Field, la representación norteamericana en la LXXII Muestra Internacional de Cine, que se acaba de estrenar en la Cineteca Nacional.
Para comenzar, el guion del propio realizador gira en torno a Lydia Tar (la siempre espléndida Cate Blanchet), la primera mujer en dirigir una importante orquesta alemana, y ha obtenido todo tipo de premios, que van del Óscar al Tony.
Heredera de las glorias de Leonard Bernstein, Tar ejerce una férrea dirección sobre los músicos, favoreciendo a solistas, a quienes quiere convertir en sus amantes, pese a que vive con la chelista Sharon (Nina Hoss), con la que tiene una hija.
El director de En la habitación y Juegos secretos queda fascinado por esta artista en toda la extensión de la palabra, que diserta sobre la música y los compositores, para deleite de los melómanos; sin embargo, se siente más atraído por la parte oscura del personaje, que mira con indiferencia el suicidio de una antigua amante y trata de borrar cualquier nexo con ella.
Field recalca las luchas de poder internas y las grillas que rodean a una orquesta, en la que lo menos importante parece ser la música.
Desgraciadamente, Field no consigue mantener el interés y la tensión de la primera parte, pese a la espléndida fotografía de Florian Hoffmeister, y sus 158 minutos se antojan demasiado largos.
Tar es, pues, una cinta no del todo lograda, que sin embargo será del agrado de los melómanos o de los fanáticos de Cate Blanchet, sin duda una de las mejores actrices de todos los tiempos, pese a que no le dieron el óscar.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.