Los Piratas de Campeche lucían como unas víctimas fáciles para los Diablos Rojos en su visita al estadio Harp Helú, que incluso se dieron el lujo de debutar a los novatos Álvarez y Villavicencio en su primer cotejo. La cosa parecía funcionar de maravilla a los rojos al ir ganando nueve a tres, pero en la quinta entrada los filibusteros anotaron siete veces para darle vuelta al score con un homerun con casa llena de Lewin Díaz, que pegó dos en el encuentro, y al final otro de Luis Barrera sobre el cerrador Jake Sánchez dio un inesperado triunfo 12 a 11 a los Piratas.
Los escarlatas salieron con sed de venganza al día siguiente y contaron con la colaboración de Ramón Rosso, el lanzador derrotado en el juego de estrellas, quien solamente sacó dos outs antes de permitir seis carreras en la primera entrada para terminar perdiendo 10 a 2, llevándose su séptimo descalabro.
Los Diablos repitieron color en el último de la serie ganando 10 a 3 haciéndole seis en las dos primeras entradas a Zach Matson.
Conviene señalar que estos Piratas ya no son el flan de la primera parte de la campaña. Cambiaron al manager Luis Matos por Adán Muñoz y se han reforzado agregando además de los ya destacados a Luis Avilés, Francisco Peña y Ricardo Céspedes.
Su mejor lanzador es el veterano Javier Solano, quien no lanzó en la serie y como cerrador está Diógenes Almengo.
Seguramente no les alcanzará para llegar a la postemporada, pero le darán batalla a cualquiera, por lo que los aficionados campechanos deberían regresar al parque, que ha resentido haber estado cerrado un año.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
