Pinche mierda de realidad inducida a nivel neoliberal que se convierte en la mancha de la razón y crea el imaginario colectivo de que el éxito social depende, exclusivamente, de ti. Esto es en definitiva una reverenda mierda de la omnipotencia humana, que individualizada pretende disfrazar al robo, al peculado, a la especulación, a la usura y a la plusvalía como condiciones que generan riqueza lícita, y que todo depende del esfuerzo y, que si eres pendejo, lo eres porque quieres, y lo mismo reza para la pobreza: si lo eres, es porque así lo quieres.
La verdad es que hay que ser recontra pendejo para aceptar que la riqueza es lícita y que la pobreza se debe a la falta de iniciativa personal; ambas consideraciones son poco menos que la hipótesis del nazismo que advertía que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad (cuestión que sólo es válida para los pendejos y los ingenuos).
La paradoja que ilustra con veracidad que la vida honesta, honrada y de trabajo no lleva a la riqueza, ni quita lo inteligente, lo bien intencionado, o bien, tampoco lo tonto, la maldad y lo pendejo, estriba en el ejemplo cotidiano. La población económicamente activa nos partimos la madre trabajando y nunca llegamos a ser ricos; esto no es así, la evidencia empírica de esta realidad es aplastante, y si no lo cree, obsérvese y observe a su alrededor.
En los hechos, las grandes fortunas y las riquezas se han construido a través de la explotación, la muerte, el despojo, la ignorancia y la opresión y protección política, ésta última en nuestros días con una nitidez que pasma.
Si usted piensa que la pobreza es producto de la falta de destreza mental, de conformismo o de iniciativa, en definitiva usted está en la pendejería.
Observe a los obreros y campesinos pueden trabajar de por vida, sin faltar, con la energía requerida y no logran nada, y muchas veces ni siquiera tener un funeral digno.
No crea en las tonterías de que los ricos también lloran, cuando lo hacen es porque no pudieron evitar la muerte de un familiar o no se cogieron a la niña que querían, pero a diferencia de los pobres que trabajamos, su llanto no se debe a que no tuvieron dinero para pagar un buen hospital, no lloran porque no pudieron pagar la universidad de sus hijos, no lloran porque no pudieron comprarse una casa o porque no tuvieron dinero para pagar su comida.
La verdad es que creamos un sistema social desigual basado en la opresión jurídico-política que protege a los menos y vulnera a los más. Dejémonos de pendejadas: gracias al sistema somos superfluos e ignorantes; preferimos ver una telenovela que leer un libro; preferimos chatear por celular o computadora, si se tiene, que organizarnos para impedir la inconcreción gubernamental; preferimos irnos de pedos que luchar por la dignidad de un empleo donde se pague con justicia y no se nos explote.
Esta realidad miserable, señores, sin pelos en la lengua, es creada.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.