La política, en nuestros días, suele carecer de un sentido de vanguardia social; al contrario: se mueve a la zaga de la sociedad y en pocas ocasiones podemos enunciar que deviene en una oferta pública capaz de interpretar y encausar los anhelos del tejido social.
Por ello, vemos que los proyectos de muchos gobiernos en el orbe no suelen ser apoyados por la ciudadanía y quedan en el área del asistencialismo y codependencia de la ciudadanía en diversos programas sociales, los cuales generan apoyos a costa de fondos perdidos, pero en pocas ocasiones son proyectos que causan impacto de autosuficiencia y generación de oportunidades sociales.
Esta carencia de un “performance político”, donde un proyecto es vanguardia de la tarea social y abre posibilidades mayores de generación de oportunidades y autosuficiencia ciudadana, es una de las mayores tareas que el ejercicio público debe asumir para poder propiciar el “despegue social”, como en nuestros días lo implica el emprendedurismo en diversos campos del desarrollo económico, lo mismo en la creación de microempresas como en la implementación de negocios ciudadanos auspiciados y promovidos por el gobierno.
En este trazo, el emprendedurismo ciudadano no radica en que alguien tenga la ocurrencia de iniciar un negocio y lo lleve a cabo “por si pega”; no: la idea es que los ciudadanos cuenten con la asesoría y el apoyo del gobierno para trazar un plan de negocios con el manejo de todas las variables que hagan posible el éxito de ese proyecto y el ciudadano esté consciente de los riesgos, virtudes y temporalidad del funcionamiento de ese proyecto de negocios, en ello radica ser emprendedor.
Por lo regular, lo que vemos en los programas sociales del gobierno es un precario acompañamiento social, lo cual limita las posibilidades de éxito para el tejido social y suele crear una codependencia generando vacíos de intención política y, al tiempo, ciclos de dependencia donde el dinero del Estado propicia un asistencialismo insano, porque una vez que el programa cesa, la vuelta a la realidad es cruenta y genera desolación y abandono social.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.