Apareció un nuevo partido político en Hidalgo, cuyo símbolo es una bolsa con 30 monedas y tiene la virtud de recibir y darle uniforme gratis para grillas al que sea, sin que cuente la historia personal del aspirante. Sus dirigentes se comportan de acuerdo a la doctrina del extinto José José: «No me importa si has cambiado, no me importa si has pecado; aunque vengas de Dios sabe dónde, aquí está tu casa; aunque te hayan tocado mil manos, para mí es igual», pues buscan los puestos de poder, sin más regla que la de ser «vivos», abusados, sin ningún compromiso moral y menos apego a buena práctica política.
El nuevo instituto político es el PCH: Partido de Cínicos de Hidalgo, cuya presidencia pelean ejemplares del Grupo Universidad, expriistas que apenas ayer daban su sangre por el partido tricolor y que ahora luchan a muerte por ser los jefes del nuevo instituto. Indispensable es que sean cínicos, que mientan y actúen con descaro, sin ocultar ni sentir vergüenza, con falsedad en hechos y acciones.
No cuesta mucho ubicar a los creyentes de este nuevo partido.
POR SUS HECHOS
Por su cinismo, del Grupo Universidad sobresale gente como Ricardo Baptista, que ha hecho de las medias verdades un camino de acción y del abuso cotidiano un modo de proceder, con acciones que lo catapultan para presidir el PCH, pues sin pena le mete mano al dinero de Hidalgo, apartando 750 millones de pesos para obras en 64 municipios, las cuales no proceden porque el operativo estuvo hecho con las patas, con una empresa de asesores que, pese a cobrar más de un millón de pesos, lo único que enseñó fue el cobre de la incompetencia, como se los demostró Jessica Blancas con peras y manzanas. Sin embargo, el señor quiere su dinero, porque piensa que su palabra es ley, aunque sepa que no procede por incongruencias legales.
Pero el colmo es que, sin ser realmente de Morena, Baptista se atreve a querer fijar reglas de participación para el proceso electoral y sin ninguna autoridad quiere abrirle las puertas al que quiera con el consecuente rechazo de los morenos de verdad.
Pero no es el único, porque a este nuevo partido se arrima Canek Vázquez, que ahora resulta hasta muy amigo de Yeidckol Polevnsky y quiere parecer moreno requemado, cuando todo mundo sabe que es de alma tricolor, partido que le dio todo a cambio de nada.
En este mismo camino se puede apuntar, en opinión de muchos, a Francisco Xavier, Corina Martínez, Roxana Montealegre, Jorge Mayorga, Cipriano Chárrez y algunos líderes campesinos que en nombre de los pobres abusaron de la tibieza gubernamental con chantajes y presiones, hasta que AMLO los puso quietos y les levantó la canasta de los billetes. En Hidalgo usted sabe quiénes son.
Algo pasó para que bajara tanto la calidad de los políticos de nuestro estado y mucho tiene que ver en esto la llegada a puestos importantes (con el disfraz de morenos) de un grupo de improvisados que, amparados en el nombre de López Obrador, cobraron el rechazo que el PRI generó con tanto abuso.
El resultado es, por ejemplo, un Congreso que, salvo sus excepciones, es lamentable pues actúa o actuaba por venganza y revancha, con diputados pequeñitos que no dan el ancho y que provocaron que perdieran el mando del mismo con un Grupo Universidad abusivo y torpe.
En el otro grupo hay gente del mismo PRI que se sintió la divinidad y traicionó a su partido para disfrazarse de morena, con escasas posibilidades de prosperar, porque Morena es un gallo sin cabeza que sólo da vueltas y por esta falta de orden permite que se le trepe toda clase de gente, que, ante la dejadez de los dueños del partido, llegan con ínfulas de todopoderosos.
En esa lista faltan los priistas resentidos que buscan venganza, porque los dejaron sin privilegios y canonjías. Todos ellos forman el PCH.
Vienen elecciones el 7 de junio, decida usted con justicia y dele a cada quien lo que se merece.