Melissa López Castañeda llegó a Francia hace seis años y desde hace dos vive en París. Vivir en la ciudad luz es el sueño de muchas personas, millones de turistas la visitan al año, sus museos, sus calles y su historia son dignos de las historias que se cuentan. Hoy, a más de un año de que surgiera el famoso covid-19, París está triste, no hay turistas en las calles, los negocios están cerrados y ya, incluso, han tenido toques de queda.
Melissa estudió la carrera y la maestría en Francia y se quedó a trabajar en ese país, cuenta, en entrevista con Adalberto Peralta, que la situación que se vive es muy delicada, ya están teniendo casos de las nuevas cepas del coronavirus, lo que está provocando mucha incertidumbre, además de que la gente empieza a estar cansada de la situación.
“Primero nos pusieron un confinamiento que empezó en marzo y acabó en mayo, fue muy restrictivo, todo estaba cerrado, solo podías salir una hora de tu casa y solo podías caminar a un kilómetro de ella”, señala López Castañeda; sin embargo, en el verano las cosas se relajaron, pero al ver que las cosas se ponían difíciles “nos pusieron un segundo confinamiento”. También toques de queda, el primero no podía haber nadie en la calle después de las 8 de la noche, en el segundo nadie después de las 6pm.
¿CÓMO SE VIVE UN TOQUE DE QUEDA?
Con mucha frustración, fue la contundente respuesta. “La gente trabaja, sus horarios suelen ser de 9 a 6, y cuesta mucho organizar la vida con esos horarios, porque cuando sales de trabajar el súper, por ejemplo, ya cerró”. Cosas que hacías antes de la pandemia, que dabas por hecho, como comprar tus cosas, ahora es toda una odisea.
La gente se siente muy sola porque hay cero contacto social y manifiesta que los más afectados son los adultos mayores y los estudiantes, sobre todo los extranjeros porque están solos, no tienen a su familia y debido a que las rentas son muy caras, viven en cuartos de nueve metros cuadrados. Algunos trabajaban para ayudar con sus gastos, pero ahora, con todo cerrado han perdido su trabajo, aunque el gobierno está empezando a generar medidas para ayudarlos.
Melissa cuenta que ver París sin turistas provoca un sentimiento extraño, “no hay gente caminando en las calles y en el Louvre no hay nadie haciéndose fotos”.
Rue de Turenne en el barrio del Marais, distrito 3, París. Foto: Melissa López.
PRUEBAS, CUBREBOCAS Y VACUNAS
Nuestra paisana informó que en Francia también tienen algo parecido a nuestro sistema del seguro social, en el que en general todo es gratuito. En cuanto al tratamiento del covid dice que los test son gratuitos presentando tu tarjeta de salud, “los de antígenos se hacen en las farmacias y las PCR en los laboratorios, ambas son gratis porque las paga el gobierno e insisten mucho en que la gente se haga las pruebas”.
Otras medidas para evitar el contagio es el uso de cubrebocas, el cual es obligatorio, “si un policía te ve sin él, la multa es de 135 euros (3 mil pesos aproximadamente)”; durante el confinamiento “si un policía te veía en la calle sin causa justificable, la primera vez la multa era de 135 euros, pero si reincidías era el doble y así iba aumentando”, dijo Melissa.
Sobre las vacunas explica que se les está dando prioridad al personal que trabaja en hospitales y a los adultos mayores, “llevan más o menos 1.2 millones de personas vacunadas, pero la población de Francia es de 66 millones, así que ahí van”.
¿QUÉ EXTRAÑAS MÁS DE MÉXICO?
Ni la comida ni el clima, lo que Melissa más echa de menos es a su familia, “el sentimiento de no poder verlos no es fácil, antes, con esfuerzo, podía viajar si quería ver a mi familia, ahora no se puede”, dice con tristeza.
Agradece a la tecnología el poder estar en contacto con ellos y además poder tener noticias de nuestro país, ya que en realidad, “no se habla mucho de México, ni de América Latina, en Francia”.
Finalmente, Melissa dijo estar segura que París, poco a poco, recuperará la alegría.