Pachuca, clave en el Plan C de Morena

Además de buscar la mayoría en los Congresos locales, federales y ayuntamientos, el Plan C de Claudia Sheinbaum pasa por hacer de CDMX, Edomex e Hidalgo el epicentro de la conducción política, que lleve a un tercer sexenio guinda al hilo, donde Pachuca juega un papel clave.

La parametría en las encuestas han ido profundizando la distancia en 15 puntos porcentuales entre Jorge Reyes, el abanderado guinda, el que promete en un plan de 12 ejes transformar al Ayuntamiento de Pachuca, respecto a Benjamín Rico, el candidato de la alianza opositora, que ve sensiblemente disminuidas sus probabilidades de triunfo electoral el 2 de junio.

 

Más allá de la parametría y sus sondeos, la contienda hacia la alcaldía de Pachuca se encuentra experimentado las inercias y variables de la convulsión guinda en el país y la debacle política de la alianza opositora. Ambas variables se encuentran jugando en una derrota anticipada de las fuerzas del antiguo régimen, y no dejan dudas de la derrota, sino sobre qué tan estrepitosa y apabullante resultará.

 

En Hidalgo, las horas complejas que vive la oposición política del antiguo régimen han provocado movimientos esperados de defección y migración política que no se circunscriben al GPI, sino a movimientos de personeros de medio pelo que pertenecen en su mayoría al PRI Hidalgo o son de extracción tricolor, y que ya visitan el 4º Piso en espera de alguna oportunidad de inserción, como la ocurrida con el “profe Guadarrama”, panorama que habrá de agravarse en las primeras semanas posteriores al 2 de junio.

 

Ha perdido relevancia esta elección dentro de la democracia de competencia de cara al 2 de junio.

 

La candidata Claudia Sheinbaum ya caracteriza estos comicios como “trámite”, sabe a ciencia cierta (parametría digital) que tiene la elección ganada, y la prospectiva política no se mueve en torno al resultado, sino al peso de los congresos federal y locales y, desde luego, a los ayuntamientos, donde Pachuca juega un papel primordial para la operación política del Plan C, que inició como postura de concentración del poder político guinda y, que una vez que Sheinbaum esté en el poder, se destinará a consolidar la 4T, para, desde luego, pavimentar un tercer sexenio guinda en continuidad.

 

La visión de López Obrador y, ahora, el panóptico político de Sheinbaum, perciben una macro vinculación entre Ciudad de México, Estado de México e Hidalgo. Se trata de la metropolización central del país, como epicentro de la conducción política y como preámbulo a la ramificación de la planeación del Estado.

 

Es perceptible que la continua presencia de Claudia Sheinbaum en Hidalgo no se debe a la cercanía con la Ciudad de México. Nos encontramos en el cierre de poder de la metropolización política del Estado mexicano; donde, se está moldeando la estrategia de centralismo político que requiere la 4T, para marcar los rasgos distintivos de su poder.

 

Jorge Reyes no puede, en este escenario, ser comparsa en la conducción política metropolitana de Pachuca. El plan, en sus 12 ejes de campaña de la transformación metropolitana, tendrá que presentar un matiz de operación político-ciudadana mayor.

 

Reyes Hernández no puede seguir jugando en la lógica de la planeación urbana; debe entender que Pachuca es el centro neurálgico de los poderes públicos y de la operación de las Rutas de la Transformación de Julio Menchaca y la concentración metropolitana del poder guinda en el Plan C de Claudia Sheinbaum.


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