Otra vez la misma historia

Desde que la UAEH (o mejor dicho, el dirigente de su patronato, Gerardo Sosa Castelán) fue acusada por estar “presuntamente” involucrada en asuntos de lavado de dinero, todo en la vida de la institución se ha vuelto una telenovela.

Las autoridades universitarias han hecho lo posible por convencer a los miles de empleados de que las acusaciones son falsas. Muchos no lo creen, pero en este sistema el apoyo se convierte en un compromiso. Las grandes figuras de la universidad se enorgullecen de decir que tienen para pagar las quincenas de sus empleados a pesar de las medidas “siempre arbitrarias” que tienen las autoridades para con la institución.

En el contexto de la pandemia es difícil invitar a la movilización o a los plantones. El año pasado, durante la visita del presidente al C5i, los universitarios salieron a las calles para exigir que se descongelaran las cuentas que comprometían el pago de su salario y de otras cuentas importantes para el funcionamiento de la universidad.

Un año después, vemos que la historia no ha terminado. Este jueves, Andrés Manuel López Obrador visitó la ciudad y la universidad pidió a toda su comunidad volver a levantar la voz, utilizar un hashtag, exigir justicia en redes sociales… y su comunidad lo hace, pero no por un líder, no por defender a un personaje detrás de una silla, lo hace porque su trabajo lo vale, porque no es justo para ellos que las acciones de un hombre afecten de tal forma su vida laboral.

¿Justicia? Y aquí me permito citar un comentario con el que me topé en redes sociales, pero que explica con precisión de qué va esta reflexión: “Justicia es lo que ha necesitado esta universidad por años porque, señor presidente, es hora de distinguir entre un cacique y una institución”.


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