Omar Fayad: la jugada maestra

“Las investigaciones a cargo de Santiago Nieto dejan en claro ‘que no existen vínculos del exgobernador con la Estafa Siniestra’. La paradoja en dicha conclusión es que existen mandos subalternos sin peso ni capital político en la administración pasada que han caído en procesos judiciales acusados de peculado, malversación de fondos y abuso de autoridad”.

Nada puede causar más orgullo que un ciudadano de Hidalgo como Omar Fayad Meneses haya forjado una trayectoria pública de tal magnitud que le valió el ofrecimiento de encabezar la embajada de México en Noruega, un premio a su presencia y capital político en colaboración con la 4T y sus vínculos con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Sin embargo, el contexto político exige analizar la nueva dimensión de la carrera pública del exgobernador hidalguense, pues a su alrededor existen cuestionamientos sobre la Estafa Siniestra, el destape de imprecisiones y alcances de los planes y programas sociales, los excesivos gastos en obra pública, la vinculación a procesos judiciales de exfuncionarios a su cargo y la conformación del Grupo Plural Independiente tras la ruptura con el antiguo régimen.

En este trazo de lógicas contradictorias debe salvaguardarse la imagen de Fayad Meneses, puesto que las investigaciones a cargo de Santiago Nieto dejan en claro que no existen vínculos del exgobernador con la Estafa Siniestra”.

La paradoja en dicha conclusión es que existen mandos subalternos sin peso ni capital político en la administración pasada que han caído en procesos judiciales acusados de peculado, malversación de fondos y abuso de autoridad, lo cual genera cuestionamientos sobre el conocimiento que de ello pudo tener Omar Fayad.

Santiago Nieto, todavía en funciones como procurador de justicia, debe dejar a cargo de la investigación a una figura de talla política que continúe el trabajo realizado, porque el propósito de una administración pública es garantizar la transparencia y máxima visibilidad de las acciones en beneficio del pueblo.

La diferencia de integridad entre Omar Fayad y su equipo de trabajo deja una lección que no puede ser olvidada: en la política y en la realidad, ni son todos los que están ni están todos los que son.

Habrá que enorgullecerse de la nueva encomienda de Omar Fayad Meneses, pues ha aceptado con humildad que no es un diplomático de carrera, pero también es urgente seguir con las indagatorias de la Estafa Siniestra, que muestran el compromiso de la 4T con tejer nuevas redes de justicia sin mirar estatus, estirpe o color político de los personajes involucrados. 


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