Nuvia Mayorga, la única apuesta válida del PRI

Ayer los priistas se dieron cita en el cubo del bulevar Colosio para ratificar a sus candidatos al Senado, y a las cámaras de Diputados federal y local, en lo que se supondría una asamblea de delegados, aunque con el aforo que hubo nadie se atrevería a asegurar que estaban todos los delegados presentes.

Con un ambiente donde reinaba el desánimo iniciaron los trabajos de forma puntual, sólo un par de minutos después de las 17 horas, tal como indicaba la convocatoria, lo que muchos podrían pensar que se debe a la institucionalidad de Gonzalo Badillo, presidente de la Comisión Nacional de Procesos Internos.

Los candidatos a diputados federales llegaron en diferentes momentos, pero fue la candidata al Senado, Nuvia Mayorga Delgado, quien entró arropada por Jorge Márquez y María Gloria Hernández Madrid; su presencia no pasó desapercibida para nadie, ya que tanto militantes como actores y candidatos se acercaron a saludarla o pedirle una selfie.

Leoncio Pineda Godos y César Mora Velázquez se acercaron a recibirla para después intercambiar palabras. Mayorga Delgado, guardando las formas de la política, hizo un par de comentarios, sonriente y tranquila, mientras el dirigente estatal mostraba una cara que dibujaba desasosiego mientras decía: “el problema es…”, en un intento por explicar su deficiente trabajo.

Conforme la mesa nombraba a los candidatos se les concedió la palabra, la primera fue Emilse Miranda Munive, quien mantuvo como eje de su discurso la petición de confianza y resaltó el trabajo de campo, lo que se entiende como una justificación de su segundo lugar como la peor diputada federal del país en 2015.

Sin sorpresas mantuvo su discurso en un alto tono de voz, que es una característica singular de los cuadros priistas con poca preparación, que mal entienden la firmeza con gritoniza. Como era de esperarse, su voz se quebró a la mitad, regalando agudos que no permitían el correcto entendimiento de sus palabras.

Desesperada por buscar la aprobación de los presentes socorrió al nombre que fácilmente enciende masas en el PRI: Miguel Ángel Osorio Chong. Lo que no logran entender los candidatos es que el aplauso no es para ellos, sino para el trabajo de uno de los más grandes líderes priistas a nivel nacional.

El segundo turno fue para Héctor Pedraza Olguín, que entró con voz menos forzada para hablar de los grupos vulnerables, resaltando el trabajo y el campo sin obtener muestras de aprobación por parte de los presentes.

Pedraza Olguín buscó cerrar el discurso con una voz grave (intento fallido), afirmando que viene de abajo, «donde nada es fácil», es decir, habló su desesperación por afirmarse como parte de la clase trabajadora, a la que pretende pedirle el voto justificando su falta de credibilidad, pues en la región pululan historias sobre su mediocre trabajo y el cacicazgo del que procede.

El que dio la sorpresa fue Jaime Galindo Ugalde, quien se sintió animador de las convivencias que tanto gusta frecuentar. Hay quien afirma que llegó “crudo» o «en vivo”, preguntando a la audiencia cómo se encontraba y si estaba lista para el triunfo; ante la desierta respuesta decidió proseguir saltándose sus dotes de comediante.

Recalcó que durante todos sus cargos en la administración pública ha servido y ha trabajado, lo que es totalmente falso, pues en cada uno de ellos se dedicó a pasar el tiempo en convivencias relajadas y a hacer actos de magia, pues hasta el día de hoy sigue desaparecido el dinero que debía destinar al beneficio de la ciudadanía, por eso el apodo de “Robalindo”.

Tan perdida siente su campaña Galindo Ugalde, que buscó el clásico chantaje de campaña nombrándose aprendiz de Osorio Chong, con lo que esperaba un apoyo avasallador; sin embargo, el público ya no es tan fácil de engañar y el único que recibió el aplauso fue el exsecretario de Gobernación, mientras que “Robalindo” no pudo generar empatía y se atascó en un discurso justificativo mostrando su falta de talento y capacidad.

En medio del pésimo discurso de Galindo Ugalde se sintió levemente el temblor de 7 grados en la escala de Richter, aunque lo sorprendente fue el hecho de que nadie en el CDE del PRI Hidalgo reaccionó para saber en qué condiciones se encontraban los asistentes, es decir, la dirigencia priista es tan poco sagaz que ni siquiera llegó a considerar un mensaje o monitoreo de protección.

No cabe duda que, si la seguridad y vida de los priistas presentes dependiera del liderazgo de Pineda Godos, estarían muertos o en el mejor de los casos hospitalizados y con secuelas, es que la madera de político no se hace ni se compra.

La siguiente en tomar el micrófono fue Sayonara Vargas Rodríguez, quien inició hablando del sismo que se había sentido minutos antes; continuó con el orgullo priista y unidad en estas elecciones, aunque cabe decir que la respuesta que recibió no fue la más animada.

A Citlali Jaramillo le correspondió el turno de cerrar las participaciones de candidatos a diputados federales, y al igual que Sayonara Vargas, no hizo uso excesivo de los gritos, puesto que otra de las coincidencias entre estas candidatas es una preparación y formación educativa más completa que la de sus predecesores.

Finalmente, tomó la palabra quien se ha posicionado como el estandarte del orgullo priista: Nuvia Mayorga Delgado; ofreció un discurso en torno a la unidad y trabajo priista, pero también a la necesidad de entregar resultados a la ciudadanía y mejorar las condiciones de las clases más vulnerables.

Mayorga Delgado mostró su talento y su aprendizaje de las ligas federales, además, fue la única a quien el aplauso se le regaló desde que pisó el escenario. Entre otras de las singulares muestras de respeto, está el hecho de que al término de su discurso la gente comenzó a retirarse.

Uno de los mayores problemas del PRI en esta contienda es que Mayorga Delgado posee gran entereza política, mientras que dos de sus acompañantes tienen algunas carencias y los tres restantes son una pena para el instituto político.

Entre los detalles que vale la pena rememorar encontramos que Alfredo Bejos Nicolás por fin encontró una tarea en la que es eficiente: contratar menores de edad para echar porras, lo cual animó el evento y le permitió sentir lo que sabe que no tiene: presencia entre la militancia.

Por su parte, Pineda Godos volvió a mostrar su carácter hosco y falto de diplomacia, además de su intento por recorrer la explanada para hacerse notar entre los asistentes, aunque únicamente lo reconocieron los delegados políticos de partido, por lo que no se hizo esperar la frase de “hasta Tito era mejor visto”.

La militancia priista y el propio CDE dan por perdida la candidatura presidencial, se asegura el triunfo de la candidata a senadora, y se hacen quinielas para diputados federales y locales, pues dicen que muchos perderán la apuesta porque el partido no tiene trabajo ni operadores y el logo está muy desgastado.