La cuenta regresiva comenzó. Estamos a siete días de que se renueven las alcaldías en Hidalgo, siete días para que Sergio Baños tome poder en Pachuca y con ello comience el eterno ciclo de la administración pública en el que los proyectos se reinician y las buenas iniciativas mueren en el intento por consolidarse.
Pachuca es una ciudad herida. Hoy, una semana antes de un cambio que será importante, la capital no ha podido hacer frente de forma exitosa a los estragos del covid-19. Las propuestas del Concejo Municipal no podrán abrirse paso entre lo que está por venir. Las iniciativas ciudadanas para trabajar en pro del municipio son pocas y no tienen el apoyo necesario para cristalizarse.
En los últimos meses han surgido iniciativas para recuperar el patrimonio urbano de la ciudad, como el caso de la Maestranza, o para promover medidas de emergencia frente a la pandemia en términos de transporte y espacios verdes como el colectivo Revolución Urbana. Y a pesar de que estas iniciativas han sido mediatizadas, no han contado con el empuje que permita hacer realidad sus propuestas.
En pleno diciembre de 2020, Pachuca es una de las ciudades del centro del país que no cuentan con una ciclovía de emergencia que permita una movilidad más segura, lo más que se hizo fue permitir una iniciativa del gobierno del estado para que puedas llevar tu bici en el Tuzobús, lo cual resulta ilógico si pensamos en la imposibilidad de rodar por nuestras calles.
La sociedad civil organizada tiene su propia agenda política y es, a veces, mucho más interesante que la de las administraciones; sin embargo, es momento de hacer una pausa antes de volver a ver a nuestro municipio bañado de rojo, para pensar en los retos del gobierno que entra, en las oportunidades que no vemos y en los pequeños granos de arena que se pueden generar desde la ciudadanía. ¿Será el nuevo gobierno capaz de entender quiénes pueden ser sus aliados? Esperemos que sí.
