Las cosas no terminan por acomodarse en el priismo de Hidalgo, ya que, de acuerdo con información filtrada desde el interior, siguen las renuncias y el abandono de este partido, principalmente por la forma en que la dirigencia estatal, que encabeza Marco Antonio Mendoza, toma decisiones unilaterales que tienen muy descontenta a la militancia.
El joven escritor, locutor, diplomático, diputado federal y en sus ratos libres presidente del Comité Estatal, no es capaz de decidir absolutamente nada sin que reciba la indicación de la secretaria general del CEN, Carolina Viggiano, y se ha vuelto tan valentón que ahora sí critica ferozmente la “traición” del exgobernador Omar Fayad Meneses, es decir, la misma narrativa de su jefa, pero sin argumentos ni pruebas contundentes, sólo de dicho.
La prueba más reciente de cómo están las cosas en el PRI es la renuncia de Adriana Flores, secretaria del Instituto de la Mujer de Pachuca. Y no es porque por sí sola represente miles de votos ni porque le haga un boquete incalculable al priismo, sino porque desnuda y pone al descubierto la forma en que se toman las decisiones.
Por muchos años, Adriana Flores fue una mujer entregada al trabajo partidista; recorrió municipios, calles, colonias; participó con estructuras en reuniones determinantes para sumar su experiencia; en las campañas fue capaz de aglutinar a un grupo importante de personas para participar en el activismo; en los eventos partidistas era la primera en agarrar la bandera del PRI, levantar el puño y defender con uñas y dientes las acciones de su instituto. Pero parece que eso no es suficiente para la dirigencia estatal, eso no es mérito para darle un lugar en las candidaturas, porque prefiere el carisma desbordado y entrega de Sayonara Vargas y de Mayka Ortega, por poner un par de ejemplos, que el de una mujer que siempre mostró lealtad y trabajo en favor de su partido.
Curiosamente, el joven Marco Mendoza ha expresado que los que se van del PRI ya se habían ido desde antes, que los que se van son traicioneros…cuando los que se sirven del PRI sólo son un puñado de serviles a Carolina Viggiano. Esos son los que forman parte del partido tricolor actualmente, gente que únicamente agacha la cabeza cuando tiene enfrente a la secretaria general del PRI nacional.
Recientemente fue nombrado el jovencito Jorge Lara como secretario adjunto a la presidencia, que en el papel tendría que ser un hombre de experiencia, un hombre de liderazgo y arraigo. Sería importante hacer una encuesta interna para ver quién lo conoce, cuando lo único que ha logrado es ser regidor en la Huasteca, andar detrás de Carolina Viggiano soportando sus insultos y ser prácticamente guarura de Othoniel Ramírez.
Francamente, se percibe difícil que el PRI pueda hacer algo en la elección del 2024, aunque a puerta cerrada ha comentado Marco Antonio Mendoza que le apuestan a las diputaciones federales y locales para que de esta forma puedan tener más prerrogativas, pues se ve complejo que puedan entregar buenas cuentas.
Seguramente ya preparan la narrativa perdedora, repartiendo culpas a medio mundo y, para que tome nota, querido lector, con toda seguridad habrá expresiones como: “fue una elección de Estado”, “se acreditó turismo electoral”, “se cometió violencia política de género”, etcétera, esa narrativa que promueve Alejandro Moreno y que ya nadie con mediana inteligencia puede creer. Para saber el gran trabajo que ha hecho la dirigencia nacional sólo basta con revisar cuántos estados gobierna el PRI, ahí encontraremos la respuesta de una dirigencia rancia que se aferra a los huesos que aún quedan del cadáver tricolor.
EL CONSPIRADOR