Entre disputas sindicales del magisterio y pateando el pesebre del IEEH, Nueva Alianza se encuentra al borde de propinar un mazazo político en la impugnación al financiamiento público que recibiría el PRD Hidalgo y los partidos locales de reciente creación como parte del nuevo espectro político en Hidalgo.
Sin embargo, quien parece haber recibido el mazazo político, producto de la asimetría del financiamiento público electoral, es Nueva Alianza. Cuya impotencia radica no sólo en que su presupuesto de manejo ordinario será similar al que recibirá el PRD Hidalgo y favorecerá a los partidos de reciente creación; por lo que el añejo partido del sol azteca vive las mieles de una ingeniería electoral que le permitirá ser uno de los partidos con mayor recompensa de financiamiento público en 2025. En este trazo, es el sol azteca el que propina el mazazo político a Nueva Alianza, que mira pisoteada su autoridad hegemónica, inclusive, por los partidos locales de reciente creación que no presentan referencia histórica, lo cual se suma a la consolidación como partido local del PRD Hidalgo, que sólo requerirá al igual que sus pares recientes del 3% de la votación electoral para garantizar su pervivencia política.
No existe un ápice de ilegalidad en el acceso del PRD Hidalgo y los partidos locales de reciente creación al financiamiento público que fue diseñado por el antiguo régimen de manera asimétrica y que, estrictamente, en la ley electoral de Hidalgo le favorece. No obstante, son otras las razones que priman en la impugnación de Nueva Alianza al financiamiento público que obtendrá PRD Hidalgo, se trata en lo sustantivo de un mazazo político donde se pretende hacer prevalecer la lógica del darwinismo político “la ley del más fuerte”, condición que no advierte ilegalidad, sino crítica de ética pública.
En todo caso, la proporcionalidad del financiamiento público al sistema de partidos es una condición que, ahora, Morena puede modificar porque condensa en sus manos el monopolio de los poderes públicos y podrá hacer válida casi cualquier reforma en la estructura político-administrativa de la nación.
Por ende, no está en entredicho la legalidad ni legitimidad del financiamiento público del PRD Hidalgo y sus pares locales, por lo que nos encontramos en la apertura de un nuevo conflicto político que no se había perfilado frente al poder que presentan los partidos que conforman la estructura de hegemonía política en la nación como Nueva Alianza. Es palpable que, el desencuentro que presenta en materia de derecho electoral, la asimetría en la asignación del financiamiento público entre partidos mayoritarios y partidos minoritarios dará pauta a un nuevo esquema de reformas que pretendan cambiar las reglas específicas de un sistema democrático-electoral que edifique una redistribución financiera que impida que los partidos minoritarios pervivan y garantizar el control y ascenso de partidos satélites, que pueden orbitar el sistema político pero jamás convertirse en protagonistas de la escena política.
Nueva Alianza, por ingeniería electoral, sufre los estragos de los partidos hegemónicos de la distorsión de proporcionalidad, efecto de un sistema político-electoral producto del antiguo régimen que se construyó por la presión de las fuerzas de oposición y que, en estos momentos, irónicamente, le ha propinado un mazazo político en la redistribución del financiamiento público.
La distorsión proporcional del financiamiento público presenta una tipología que fue creada desde la Cámara de Diputados, condición que revela que las presiones que sufrió el antiguo régimen del PRIAN, dieron paso a la creación del monstruo de Frankenstein que se le reveló al científico loco que lo construyó. Sin embargo, fueron esos mismos 500 diputados -en una radiografía del poder- los que pavimentaron históricamente el sistema político-electoral desde la distorsión proporcional del financiamiento público que todavía rige y que, legalmente, hace posible no sólo el financiamiento del PRD Hidalgo, sino la pervivencia de los partidos locales de reciente creación desde la ley electoral vigente.
En la reyerta política de Nueva Alianza contra el PRD Hidalgo y los partidos locales que inician su vida política, la impugnación a su presupuesto de financiamiento público ejemplifica una de tantas contradicciones políticas que experimenta el sistema de partidos. No obstante, estas contradicciones han creado el cisma de representación y desconfianza ciudadana que por décadas edificó el antiguo régimen, y que nos muestran que la dimensión del voto -ese mismo voto que en alianza política favoreció en Hidalgo a Nueva Alianza para erigirse con Morena como partido hegemónico- hoy se convierte en el mazazo político de la distorsión proporcional del financiamiento público del cual gozan y disfrutan los partidos locales, sin que nada, ni nadie, lo pueda evitar.