¿Nos convertiremos en dictadura?

El actual escenario político es preocupante, mas no porque nuestro país ya no vaya a tener elecciones o porque nos vayamos a convertir en Venezuela, sino porque, en realidad, muchas de las personas que se sumaron a Morena vienen de partidos perdedores y su “brinco” fue para no perder influencia ni poder.

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Por: Carlos Nander

Estudiante de la disciplina de las Relaciones Internacionales en búsqueda de los posibles efectos que pueden generar dentro de nuestro país. Amante del conocimiento, la historia y el cine.

La estructura del escenario político de nuestro país, después de las elecciones del pasado 2 de junio, se torna compleja y preocupante para aquellos que analizamos la realidad nacional. Por un lado, vemos una fuerza política joven como Morena que en tan sólo 10 años ha logrado posicionarse como el partido más importante del país, no obstante, desde otra perspectiva, podemos ver cómo este proyecto de nación se ha atiborrado de individuos que no precisamente comparten la visión humanista de López Obrador, modelo con el que continuará la nueva presidenta electa: Claudia Sheinbaum.

 

Previo a las elecciones, muchos opositores del actual mandato señalaban que la gente ya estaba cansada de Morena, que era imposible que las encuestas marcaran semejante diferencia ya que su candidata tenía un gran apoyo de la población debido a sus orígenes y que, en realidad, todo lo que se mostraba estaba “maquillado”. Tal como lo antes mencionado, la estrategia opositora durante toda la campaña se basó en mentiras; por ejemplo, con lo que se mencionaba acerca del gran esfuerzo que realizó Xóchitl Gálvez vendiendo gelatinas o, como evidencia más contundente, la campaña de hashtags pagada en la red social X para que se vinculara al presidente y a Claudia Sheinbaum con el narcotráfico, declaraciones de las cuales aún no hay evidencia que las sustenten.

 

En este sentido, aún y cuando dicha estrategia no les funcionó, las mentiras de la oposición no se detienen. Ahora, tanto los personajes principales de los partidos, así como sus simpatizantes, mencionan que lo que viene para el país es una dictadura, que la democracia está en riesgo y que la libertad de expresión será nula; pareciera que estas personas olvidan el totalitarismo priista que duró 70 años, así como todos esos casos en los que sus gobiernos se encargaron de reprimir y censurar todo aquello que no beneficiara a sus intereses, aunque más bien no lo olvidan sino que lo ignoran para asemejar que ellos siempre fueron los buenos.

 

Como fue antes mencionado, el escenario político es preocupante, mas no porque nuestro país ya no vaya a tener elecciones o porque nos vayamos a convertir en Venezuela como muchos mencionan, sino porque, en realidad, muchas de las personas que se sumaron al proyecto actual de Morena, provienen de diversas fuerzas políticas las cuales fácilmente se pronosticaban perdedoras, por lo que para no perder influencia ni poder, muchos de estos individuos “brincaron” al partido guinda, mostrándose como defensores del pueblo y del segundo piso de la Cuarta Transformación, cuando sus intenciones claramente no son esas.

 

Más allá de lo que menciona la oposición, muchas de las propuestas de Sheinbaum están bien realizadas y velan tanto por la soberanía nacional como por el bienestar de los menos favorecidos, no obstante, con todo y que obtuvo la mayoría de ambas Cámaras, mucho de su plan de trabajo podría perjudicar los intereses de muchas personas que están ahí sólo por su privilegio personal, por lo que existe la incertidumbre de si el statu quo será mantenido o si la nueva presidenta podrá realizar todo lo que prometió.

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Estudiante de la disciplina de las Relaciones Internacionales en búsqueda de los posibles efectos que pueden generar dentro de nuestro país. Amante del conocimiento, la historia y el cine.


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CONTRA POLÍTICA - Carlos Nander

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