Recientemente estuvo en una entrevista exclusiva para Effetá el dirigente estatal de Morena, Marco Rico, el cual tuvo una capacidad de respuesta de reconocerse, no obstante, hubo algunos posicionamientos por su parte bastante cuestionables. Estos, sin lugar a duda, podrían ser un peligro para el mantenimiento de la hegemonía morenista, por lo que es sorprendente ver la tranquilidad y omisión con la cual Rico habla de diversos grupos que se han comenzado no sólo a hacer presentes, sino que sumamente evidentes dentro de las filas de Morena.
En primer término, Marco Rico habló del proceso de democratización de las candidaturas, en donde señaló que esa ha sido una diferencia fundamental contrastada con sus contrincantes, los cuales tienen una repartición donde “todos están contentos”; esto ya despierta ciertas alarmas por las situaciones que se vivieron dentro de la elección de candidaturas tanto a nivel nacional como dentro de la Ciudad de México, en donde extrañamente, dos individuos, uno de corte liberal de menor gusto para el presidente y otro con un pasado policial de dudosa procedencia, fueron aplastados en las encuestas pese a que contaban con una enorme maquinaria y estructura organizacional.
Claro que de esto Marco Rico no tiene culpa o injerencia alguna, sin embargo, si estos elementos generan dudas dentro del electorado más crítico en la elección de candidaturas con un mayor nivel jerárquico, por la importancia de ambos puestos gubernamentales, ¿cómo podemos esperar que el proceso dentro de nuestro estado sea uno completamente democrático? No obstante, como diría Rico, “otorguémosle el beneficio de la duda”.
Por otro lado, Rico mencionó que no hay proceso de amnistía con los integrantes del GPI y que la reunión que tuvo con ellos para nada mancha la imagen de su partido. Diciendo que son bienvenidos de unirse a sus filas todas las personas que lo deseen. Esto no sólo no es verdadero, sino que además es una omisión flagrante.
La reunión con el GPI por supuesto que mancha la imagen del partido, sobre todo por las impresiones que deben de mantenerse en la era de la información, por lo que el ver al dirigente de un partido que se concibe a sí mismo como de izquierda junto a personas que se han encargado de reproducir las decisiones de un sistema neoliberal empobrecedor, es algo completamente aberrante. A su vez, darle la bienvenida a personajes de esta índole al partido indudablemente puede poner en peligro la continuidad de la línea que ha seguido Morena a nivel tanto estatal como nacional.
La infiltración de estas personas, que parecieran no seguir una corriente pero que, sin lugar a duda, siguen el camino del capital, puede significar que las filas de Morena sean capacitadas con un enfoque carente de consciencia social y que el partido implosione lentamente hasta su próxima desaparición. Por lo que es difícil de creer que el dirigente de un partido haga caso omiso de factores como este que podrían poner en peligro todo lo que se ha construido durante el último sexenio y durante el mandato de Julio Menchaca. Este partido tiene sus cosas buenas y malas, claro está, pero si desean que lo malo, lo mediocre, lo empobrecedor devore las bases que tan difícil ha sido construir, sigan reuniéndose con personas que tienen “el beneficio de la duda”.
Por: Carlos Nander
Estudiante de la disciplina de las Relaciones Internacionales en búsqueda de los posibles efectos que pueden generar dentro de nuestro país. Amante del conocimiento, la historia y el cine.