No haga caso

“Ya no haga caso a Hugo López-Gatell”, sentenció hace unos días Javier Alatorre durante la transmisión de su noticiario “Hechos de la noche”, frente a millones de mexicanos que todavía no sabemos cómo reaccionar a la información sobre el coronavirus.

La afirmación es grave desde muchos puntos de vista, no sólo porque se trata de una de las caras más conocidas de la televisión mexicana, sino porque pocas veces se ha dicho de manera tan radical que no se tienen que hacer caso a la autoridad. En un México lleno de extremismos y confrontaciones en términos políticos, lo que sucedió con Javier Alatorre es un claro ejemplo de que todos somos víctimas de un sistema político que es más grande que nosotros.

La situación resulta absurda, irrisoria, fue mucha la irresponsabilidad (y el valor) de pararse frente a una cámara y decir lo que se dijo. Y podríamos decir mil cosas porque la tecnología ha simulado darnos voz a todos, pero con esa voz y con esa accesibilidad a los medios viene una responsabilidad que aún estamos lejos de entender.

Si de por sí, a los mexicanos nos cuesta seguir indicaciones; si de por sí, aún creemos en hombres lobo que aparecen en los pueblos y que el coronavirus es un invento, lo último que necesitábamos era a un “líder de opinión” diciendo que no hagamos caso. El asunto es entender por qué lo dijo y qué intereses o inclinaciones políticas descansan detrás de su declaración.

Pero, sobre todo, lo sucedido destapa un hecho lamentable: queda claro que por encima de la salud de millones de mexicanos, está la política. Ya lo vimos antes a nivel local en Hidalgo, cuando la presidenta municipal dice sí y el gobierno estatal dice no; los que quedamos en medio del campo de batalla somos los miles de ciudadanos que desde antes de la maravillosa declaración de Alatorre no necesitábamos quién nos dijera que no hiciéramos caso, pues poco nos ha importado y gracias a eso somos el estado más desobediente de este país que no hará más que arder muy pronto.


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