Desde Búsqueda implacable, el veterano irlandés Liam Neeson se ha convertido en el símbolo del justiciero al estilo de Charles Bronson que busca la redención, por un pasado no muy apreciable.
En Implacable de Hans Petter Molland, su más reciente cinta, la receta tiene pocas variaciones.
De acuerdo al guion de Tony Gayton, Thug (Liam Neeson) es un exboxeador que durante 30 años ha trabajado para el mafioso Charlie Conner (Ron Perlman), en cobro de extorsiones y trata de personas y quiere que aleccione a su sanguinario hijo Kyle (Daniel Diemer).
Thug sufre de una lesión en el cerebro y le quedan a lo sumo dos años de vida, por lo que quiere arreglar sus asuntos de una vez por todas.
Busca reconciliarse con sus hijos, pero el hombre ya murió y su hija Daisy (Frankie Shaw) y a su nieto lo rechazan en un principio, pese a que atraviesan una situación difícil.
El ex púgil tiene incluso un romance con una desconocida (Yolanda Ross) a quien trata mal.
Quiere redimirse al intentar rescatar a una de las víctimas de la trata de blancas, aunque sin mucha suerte.
El director noruego de Aberdeen ya había trabajado con Neeson en Venganza en la que interpreta a un conductor de trailers que busca vengarse de un narcotraficante.
Absolution intenta ser la redención de un gangster, pero se queda a medio camino en su intento.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
